La Casa Blanca está convencida de que, como hizo el año pasado en Chile, Ecuador y Colombia, el régimen de Venezuela y grupos de agitación política afines en toda Iberoamérica intentan aprovechar las protestas en contra del racismo para provocar estallidos de disturbios y violencia, tratando de crear caos en manifestaciones que hasta la fecha han sido en su gran mayoría, pacíficas.
Según dijo el sábado a ABC un alto funcionario del Gobierno estadounidense: «Estamos al corriente de intentos de individuos con lazos con los adversarios de Estados Unidos, incluido el régimen ilegítimo de Nicolás Maduro en Venezuela, de instigar conflictos, ayudar a incitar la violencia y dividir a los estadounidenses explotando para ello protestas pacíficas».
La policía judicial, el FBI, en cooperación con otras agencias y el ministerio público fiscal, han recabado información de algunos activistas, varios de ellos de nacionalidad extranjera, que han pagado a otros por participar en protestas para boicotearlas.
La semana pasada varios de esos agitadores fueron interrogados en Miami, según varios informes. Se han hecho eco de estas actividades que investiga el FBI tanto el senador republicano de Florida Rick Scott como el opositor a Maduro y comisionado para las Relaciones Exteriores de Venezuela Julio Borges. Según este último, «de nuevo el régimen aparece como promotor de la desestabilización, ahora en EE.UU. La dictadura utiliza medios de comunicación y grupos vandálicos para promover la violencia. Maduro es una amenaza para la democracia del continente».
Borges y otros opositores a Maduro afincados en EE.UU. han identificado como uno de los agitadores en las protestas de Washington al estadounidense Max Blumenthal, un activista con excelentes relaciones con el chavismo que se ha visto en varias ocasiones con Maduro en Caracas.
Cuando hace un año los diplomáticos chavistas fueron evacuados de EE.UU. y la embajada y consulados fueron entregados a los enviados del presidente encargado Juan Guaidó, el mismo Blumenthal y otros colaboradores suyos en un blog llamado «The Grayzone» bloquearon con otros activistas del grupo de extrema izquierda Code Pink la misión diplomática venezolana en el barrio de Georgetown. Durante una de las visitas, Blumenthal se enfrentó a gritos al nuevo embajador venezolano en EE.UU., Carlos Vecchio, al que llamó «fascista».
En la mira de las autoridades federales
Otras fuentes de la Administración estadounidense, que piden anonimato por hablar sobre una investigación en curso, explicaron el viernes a ABC que son varios los grupos de activismo y medios propagandísticos que están en la mira de las autoridades federales.
Uno de ellos es la llamada Brigada Internacionalista Che Guevara, que en febrero tuvo su más reciente reunión en Caracas. A ese encuentro viajaron al menos doce residentes de EE.UU., según esas mismas fuentes, las cuales dicen a ABC que «esa brigada, según ella misma dice en sus comunicaciones, tiene como misión copiar la construcción bolivariana y socialista de Venezuela para llevarla a otros países donde quiere combatir el capitalismo y lo que ellos definen como imperialismo».
El sábado 30 de mayo la policía metropolitana de Miami detuvo por vandalismo en una protesta a 57 personas, de las que siete llegaron de otros estados como Nueva York, Minnesota o Michigan, según información revelada por el «Diario de las Américas». Ese medio identificó a algunos integrantes de la Brigada Internacionalista Che Guevara que participaron en la protesta en Miami, entre ellos Helen Peña, que en febrero estuvo en Caracas y participó en una reunión con Maduro y su mujer, Cilia Flores, ambos imputados por narcotráfico por el ministerio fiscal estadounidense.
NotiVeraz