Por segundo día consecutivo se repite el caos en las estaciones de servicio para surtir gasolina en Caracas y otras ciudades del país y en el horizonte asoma una nueva oportunidad para la corrupción.
Miles de venezolanos repiten el proceso de esperar en largas colas con la intención de poder llenar el tanque de sus vehículos con el combustible iraní, pero se encuentran con el descontrol que ya es característico en las bombas.
La angustia y el tiempo perdido es el mismo, sin importar si la estación brindará servicio subsidiado o privado. Cualquiera que sea el costo del combustible, la cola parece interminable.
Y luego, llenar el tanque después de la lucha contra el colapso, no es una victoria, sino una consecuencia más, y una evidencia palpable de que la crisis no está cerca de culminar.
El ambicioso plan lanzado por el régimen de Nicolás Maduro con la promesa de normalizar el suministro, no parece cuajar, olvidando la promesa de surtir entre las 5am y las 5 pm.
Doce horas completas en una cola para finalmente escuchar un «se acabó». La improvisación y el despelote dieron paso al reclamo, la viveza y la rabia, al segundo día del nuevo esquema de venta de gasolina. La esperanza por recargar gasolina subsidiada se esfumó para luego escuchar algo más preocupante: esta bomba se va a dolarizar.
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