Y es que Miguel Posani posee, como los buenos actores, varias máscaras. La más visible de todos es la de su profesión de base, doctor en Psicología graduado en la Università di Padova, Italia (1986).
Allá comenzó su vida de investigador hasta que en 1990 le propusieron un proyecto que, no solo lo hizo dejar Europa, sino que lo ocupó durante ocho años: la fundación del Instituto Universitario de Artes Plásticas Armando Reverón, que luego desembocaría en la hoy Universidad Experimental de las Artes (Uneartes). Allí ejerció como director del Centro de Investigaciones.
Con otro de sus rostros fue director del Museo Nacional de Ciencias de Caracas. También gerente de programación en Venezolana de Televisión (VTV) y Vive Televisión, así como “comisario” del pabellón andino-amazónico en una exposición internacional realizada en Japón. Pero este psicólogo escribe. Publicó un libro titulado Primero Auxilios para el cuerpo y la mente y sostiene una columna semanal en Últimas Noticias. Dibuja comics psicológicos empleando herramientas de Inteligencia Artificial.
Se hizo psicólogo en una familia cuyo ecosistema es la arquitectura: el abuelo, el papá, la hermana. Un dato relevante es que su padre, Juan Pedro Posani, integró el equipo que diseñó la Ciudad Universitaria de Caracas, junto a Carlos Raúl Villanueva.
No conforme con ello, Miguel Posani desarrolló, junto a la psicóloga Lucila Trías, el “modelo terapéutico para el Sistema de Protección Social de Venezuela ( 2008 -2013). Y como si le sobrase el tiempo, desde hace más de 30 años ejerce como psicoterapeuta, más específicamente como hipnoterapeuta.
—Miguel, si yo le miro fijamente, ¿usted me pusiese hipnotizar y ponerme a hacer como una gallina en medio de la sala?
—Fíjate que para la hipnosis es importante la participación del hipnotizado.
—¿Cómo?
—Facilitando las cosas, dejándose llevar. A veces hay mucho miedo por parte del ego, y comienza una especie de oposición. Eso no tiene nada de saludable. Tú me dices si te puedo hipnotizar viéndote. Fíjate, hipnotizar es ayudar a la otra persona a entrar en un estado alterado de conciencia, a amplificar ese estado alterado de conciencia hasta un punto donde es capaz de colocar la conciencia en un sitio muy cómodo y tranquilo, mientras das una serie de sugerencias a su inconsciente, que es como su Inteligencia artificial, para que modifique lo que se debe modificar, para estar mejor en su vida, eliminar traumas, eliminar miedos, situaciones de angustia, creencias sobre sí mismo o sobre los demás, creencias que te imposibilitan vivir o avanzar en la vida, pero también somatizaciones de diferentes niveles.
—¿Cuál es tu forma de hacerlo?
—Comienzo a llenar todos los canales perceptivos de, digamos, tu conciencia, hasta que llega un punto en que esa conciencia deja de estar oyendo lo que le estoy diciendo, y entonces allí comienza una conversación con esa parte inconsciente, que es la que controla muchas cosas de nosotros mismos.
La hipnosis la hacemos nosotros mismos con nosotros.
—Coincido en eso de que puede causar miedo dejarse hipnotizar…
—A ver, no es nada del otro mundo. La hipnosis la hacemos nosotros mismos con nosotros. Por ejemplo, cuando nos volvemos paranoicos, podríamos decir que estamos en una especie de estado hipnótico y un estado alterado de conciencia. Cuando te enamoras, también entras en un estado alterado de conciencia. No es un estado normal y así con muchas otras cosas.
¡Ojo! Y no estamos hablando de los mensajes y la publicidad que te bombardea constantemente a nivel subliminal. Es decir, a nivel de tu inconsciente, porque los mensajes subliminales no pasan por la conciencia, sino que llegan a tu inconsciente… y eso es grave.
Quiero volver a tu pregunta anterior para cerrar esta idea. Eso de que un hipnotizador te agarra y te pone a hacer cosas que tú no quieres, eso no va a pasar, porque hay medidas de seguridad. Tú inconsciente te protege de eso. Si tú terminas haciendo como una gallina en un espectáculo, tú lo estás permitiendo. Tal vez tengas algún tipo de ganancia, expresarte, divertirte. No existe eso de que haces cosas que no quieres hacer. No obstante, esto es muy complejo y te estoy haciendo una deducción de todo el procedimiento. Pero es cierto que la hipnosis es muy muy efectiva.
—Entonces ¿la gente no va por ahí como zombies cuando los hipnotizan?
—Me estás hablando de un espectáculo, de un show, cuando un “hipnotizador” mira al público, escoge a una persona, uno que luce más hipnotizable, y entonces lo utiliza en esas situaciones. A mí eso no me dice nada, es solo un espectáculo, como tantos.
—Miguel ¿la hipnosis es accesible, económica?
—No es barata… Es un rango amplio eso de los precios, pero todo depende de lo que vaya a tratarse. Existen opciones como el proyecto de Siempre Juntos de la Misión Venezuela Joven. Una línea 0800 de ayuda terapéutica para jóvenes. Esas son iniciativas muy buenas, que me parece tienen futuro, que son interesantes, valiosas y generan salud. Porque yo creo que eso es lo que hay que generar, ese tipo de iniciativas.
—¿Estudió en Italia por casualidad o su apellido lo llevó hasta la Universidad de Padova?
—Creo que en la vida no existen las casualidades, eso primero. Segundo, yo iba a estudiar psicología en Polonia, y a último momento me quitaron la beca, y la otra opción era irme a Italia, entonces escogí Padua, la universidad más antigua del mundo.
Ahí daban clases Copérnico y Galileo ¡Imagínate! Yo vengo de una familia de puros arquitectos: mi abuelo arquitecto, también mi padre y mi hermana. Creo además que esas decisiones no son autónomas. Hay un destino dentro de cada uno de nosotros. Un algo que uno debe hacer en su vida. Resultó que no solamente estudié, sino que después me quedé otros años trabajando en esa universidad, hasta que un proyecto muy bueno me atrapó, y entonces decidí volver a Venezuela.
—¿Qué tiene Venezuela que no tiene Padua?
—Son muy opuestos. Acá el desorden, el irrespeto de las normas o podemos hablar de la interpretación individual de cada norma. Somos muy inmediatistas aquí, no tenemos capacidad de revisión como no tenemos capacidad de mantenimiento.
Allá hay una historia, una memoria. Pero como digo, eso también es cierto que allá un ciudadano está mucho más presionado por el Estado, en asuntos de impuestos y consumo, y las normas son muy estrictas. Yo me considero libertario, en el sentido que uno debe tener libertad de pensar, de hacer. Si no dañas a nadie, ¡perfecto!
—Escribes artículos, libros, comics ¿De dónde viene su deseo por comunicar?
—¡Oye! Nunca me había hecho esa pregunta… el deseo de comunicar. La verdad no lo sé. Creo que tal vez viene de mis padres, tanto mi madre como mi padre, quienes eran intelectuales y se movieron en el campo de la cultura de Venezuela. Hicieron una cantidad de proyectos, escribieron… creo que viene de ahí.
la psicología está en todas partes: en la economía, en la muerte, en la espiritualidad, en la arquitectura, en la ingeniería.
—Miguel, ¿cómo hacen simbiosis el mundo de la psicología y el del arte?
—Es que la psicología está en todas partes: en la economía, en la muerte, en la espiritualidad, en la arquitectura, en la ingeniería, hasta en las matemáticas hay una psicología. Eso va siempre junto y más cuando se trata de arte. El arte es contenido y todo contenido es psicológico. Yo nunca he visto esa disciplina como separada. Un buen ejemplo fue cuando participé en los inicios del Instituto Armando Reverón, entonces fui un psicólogo que entró en el campo cultural de Venezuela.
—¿Haces arteterapia?
—La respeto, es chévere, pero no. No me he metido en ese campo. Me han interesado otras cosas. En los últimos años he trabajado en tratar de generar mensajes muy cortos que lleguen a la conciencia. Son una especie de experimentos de hipnosis, pero por escrito. Intento que ese mensaje llegue a tu inconsciente y que genere un impulso de cambio positivo, en algún área de tu vida. Si yo logro hacer eso, un cómic que haga eso en ti, entonces me voy a dar por satisfecho y es lo que hago todos los días.
—He visto en tus redes que promueve una fiesta psicodélica.
—Picodélica por las imágenes que se van a proyectar, que tienen la intención de ponerte en duda la realidad en la que estamos, al menos un poco. La misma psicodelia ya es un proyecto de otro tipo, con que pretendo usar la hipnosis colectiva en el contexto de una fiesta, con el objetivo de disfrutar mucho más la fiesta, apoyados en el mensaje hipnótico… eso es un proyecto que estoy montando. Espero realizarse en unos meses.
—Entonces, dibuja, escribe, promueve encuentros a través de la hipnósis, ¿qué es lo que no hace?
—Bueno la verdad no sé… Yo creo que la realidad, además de ser muy personal es compleja, injusta, pero tiene mucha curiosidad, y hay muchas cosas por hacer, muchas por aprender. Yo creo que la vida hay que aprovecharla, justamente para aprender. Hay que estar del lado de las personas que quieren hacer cosas, que quieren construir.
—Miguel ¿hay muchos psicólogos en Venezuela que practican la hipnoterapia?
—No, no hay muchos. Al menos yo no los conozco
—Recientemente, como sociedad, hemos vivido distintos duelos colectivos, ¿cómo puede ayudar esta terapia a sanarlos?
—En Venezuela hemos vivido un periodo de 10 años con todas las consecuencias de una guerra. Vino la pandemia, también, y eso ha generado una cantidad de consecuencias a nivel psicológico que apenas estamos comenzando a ver. Se generaron traumas muy profundos, vimos situaciones donde personas que conocimos murieron constantemente. Vivimos una pandemia en la que no sabías nunca si estabas contagiado o no, o sea, una situación de alto estrés.
A eso súmale el asunto de la migración. Para todo esto, claro que la hipnoterapia ayuda. Las personas tienen que ya dejar de tener temor enfrentarse a sí mismas, y buscar ayuda terapéutica para enfrentar fobias, traumas, dolores, presiones, angustias constantes. La psicoterapia efectiva.
—¿Quiénes buscan más terapias, los hombres o las mujeres?
—Acuden más las mujeres. Porque los hombres nos hacemos de una coraza y nos repetimos “yo no estoy loco”, y no, no hay que estar loco para ir a una psicoterapia.
—Miguel, yo percibo que en este momento la gente le huye al conflicto, después de encontrarse en una situación de exacerbación de los mismos, ¿cómo percibe usted el ambiente postelectoral en Venezuela?
—Me parece que el venezolano está agotado. Tenemos más de 20 años de conflicto, o 10 años de esta situación fortísima de bloqueo y sanciones, más otras situaciones. Me parece que el venezolano está agotado y lo que quiere es vivir bien, y cuando digo vivir bien es tener posibilidad de un futuro mejor, despertarse en la mañana y pensar que puede tener una vida mejor. No hablo de comprar cuatro o cinco carros, me refiero al acceso a bienes útiles para la vida diaria.
Yo estoy donde me ha llevado mi vida, y me parece bien
—Termino con esta. Miguel, ¿a dónde lo ha traído el arte, en qué persona se ha convertido, se parece a lo que pensó que iba a ser de niño?
—Yo estoy donde me ha llevado mi vida, y me parece bien. No podría haber imaginado nunca, de pequeño, nada de lo que yo he vivido, ni cómo estoy ahora, imposible.
Si creo que uno va conservando cosas de la infancia, o aspectos de la infancia o actitudes, no sé. De niño no pensaba sobre qué quería hacer, al menos que yo recuerde. Lo que sí he conservado es la capacidad de inventar, de construir ideas, de inventar proyectos, de apostar por ellos.
Yo te pudiera mencionar toda la cantidad de proyectos sobre salud mental que tengo aquí, ¡son muchos! y hasta divertidos e interesantes. Esa característica sí la he mantenido y eso ha hecho que mi vida sea una aventura. La vida hay que verla como una aventura, en la que tú eres protagonista.
Creo que llegó el momento histórico donde debemos considerar que no estamos solos como conciencia, hay una parte que es muy grande, mucho más grande que nosotros y que nos permite y nos ayuda a vivir, el inconsciente. Estamos copiloteándonos junto a nuestro inconsciente.
Tenemos que comenzar a construir un diálogo interno de una forma muy naturalizada. Hay metodologías para eso, y la hipnosis es una de ellas.
Ernesto J. Navarro es periodista y escritor, autor de tres poemarios y la novela Puerto Nuevo. Ganador del Premio Nacional de Periodismo 2015. RRSS: @ernestojnavarro.
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