Cómo el Miss Venezuela se convirtió en un gran negocio de prostitución

El concurso de belleza de Miss Venezuela llegó a convertirse en un símbolo de la opulencia y pujante economía del país suramericano en la plenitud de su bonanza petrolera.

Desde que comenzaran las ediciones del certamen, en 1952, sus representantes han ganado más reinados internacionales que casi ninguna otra nación en el mundo. Sólo en el Miss Mundo van 6 reinas venezolanas hasta la fecha, y en el Miss Universo 7, superadas sólo por 8 de los Estados Unidos.

Miss Venezuela ha sido motivo de orgullo nacional por décadas. En todas las familias, las niñas han soñado con llegar a colocarse la banda y la corona para recorrer el mundo representando a su país.

En los años 1970 y 80 se vivía la abundancia y el exceso del boom petrolero en los carros y las autopistas, los viajes de fin de semana a Miami, el Concorde en Caracas y las audacias arquitectónicas.

El certamen transmitido en exclusiva por el canal Venevisión, era el espectáculo más costoso de la televisión venezolana, así como el que generaba mayores ingresos publicitarios.

Bautizado como «la noche más linda», el eslogan se convirtió en un himno que tararean o al menos conocen los venezolanos de más de 40 años, mientras que ver el concurso y “ligar” a la ganadora, era una especie de “ungüento” para curar las heridas del alma nacional y sentirse felices.

La belleza de las venezolanas pasó a ser un producto de exportación considerado imperecedero, incluso, a pesar de los embates de la crisis económica originada por la corrupción y los cambios políticos de los últimos tiempos.

A diferencia de otros lugares como EE.UU., donde eventos como el concurso Miss USA son considerados anacrónicos, un acontecimiento mediático que sirve de mero entretenimiento o es motivo de desdén para los movimientos feministas, en América Latina los certámenes de belleza son una apuesta para ganar relevancia en el escenario internacional.

Y en ese terreno, el Miss Venezuela ha batido récords en popularidad, representando una fábrica de mujeres bellas, con prestigio, elegancia y aptitudes que han generado orgullo y admiración a nivel nacional e internacional.

Sin embargo, para desilusión de muchos, los tentáculos del poder corrupto, arropado con dinero sucio e interminable, lograron quebrantar esa cúpula dorada de gemas que parecían intocables.

Los hombres que abusan del poder sienten que pueden hacerlo en todas partes, como en tantos escenarios que permitieron ver a los venezolanos en las últimas dos décadas, la creación de una Asamblea Nacional Constituyente y un Tribunal Supremo oficialistas leales a Chávez y a Maduro; o la permanencia indefinida del líder en el poder;  la nacionalización discrecional de la industria privada y, sobre todo, del ascenso de una élite gubernamental que vive de la riqueza petrolera.

No resulta sorpresivo que quienes han abusado tanto de su país hayan asumido que también podían poseer a sus reinas de belleza.

A través de un mecanismo sistemático de desmoralización, han ido logrando la descomposición y quiebra moral de una nación próspera, con incalculables riquezas, y destruyendo las bases de las instituciones fundamentales, desde la familia, hasta los organismos públicos. Se refleja en cualquier sector nacional, de cualquier región y de diversos estratos sociales.

Gran maquinaria de dinero al servicio de la corrupción y graves delitos como el narcotráfico, la extorsión, la trata de personas, etc. Miss Venezuela no escapó del cáncer revolucionario que ha enfermado a la sociedad venezolana.

El rostro oscuro de un concurso venido a menos

El peor rostro de algunas mises y ex concursantes del magno evento apareció un fin de semana de principios de 2018, con intercambios de mensajes que se volvieron virales, en los que se llamaban “zorras”, “prostitutas” y “enchufadas”, un término usado peyorativamente contra quienes supuestamente se benefician de la corrupción del chavismo.

Así comenzó un escándalo de grandes proporciones que iría dejando al desnudo acciones delictivas enmascaradas entre telones y disfraces, que llegaron a mencionarse como una red de prostitución y favores sexuales a cambio de dinero, prebendas y financiaciones.

Las acusaciones señalaban que sus organizadores ofrecían a las jóvenes concursantes como acompañantes sexuales a patrocinadores ricos, entre los que se encontraban funcionarios del más alto nivel del gobierno del dictador Nicolás Maduro.

El certamen ya se había venido a menos en los últimos años debido a la crisis económica del país. La noche de gala en la que se elegía a las reinas de bellezas cada año era una muestra de ello.

Si antes se llevaba a cabo, bajo el liderazgo de Osmel Sousa, en importantes escenarios como el imponente Poliedro de Caracas, con 15,000 asientos para el público, en los últimos años apenas 300 invitados han podido disfrutar en vivo del certamen desde el Estudio 1 de Venevisión, el canal que por 40 años ha tenido los derechos de transmisión bajo la batuta de la Organización Cisneros.

Tampoco se cuenta con suficientes recursos para contratar a artistas de fama internacional, sino a grupos y solistas reguetoneros locales.

Abriendo los ojos

En noviembre de 2018, la página web venezolana Efecto Cocuyo publicó la primera serie de reportajes de investigación sobre los abusos en Miss Venezuela.

Poco después, el periódico El País informó sobre una estrategia de lavado de dinero que incluía a socios y funcionarios de la compañía estatal petrolera PDVSA, donde uno de los socios fue vinculado con una participante del concurso y con un depósito que ella hizo en un banco de Andorra por un millón de dólares.

Esto provocó una reacción acalorada en las redes sociales, donde muchas ex participantes del certamen se acusaron entre sí de ser cómplices de la corrupción por haber recibido dinero, apartamentos y otros regalos de hombres que pertenecen al régimen de Maduro o cercanos a él. Otras concursantes, la mayoría de las cuales han competido en los últimos diez años, comenzaron a dar entrevistas para narrar sus experiencias de acoso o delitos aún más serios.

Mariana Pares, Miss Venezuela 2016 fue detenida en Viena, Austria, señalada de dirigir una red de trata de blanca o de mujeres dedicadas a la prostitución en ese país, luego de una denuncia realizada por una víctima venezolana ante la Unidad de Lucha contra la Trata de Seres Humanos y la Inmigración Clandestina de la Oficina Federal de Investigación Criminal de Alemania.

Explosión de secretos

El escándalo explotó con  las imágenes de la ex miss Zoraya Villarreal participando en actos con una fundación del empresario Diego Salazar, detenido por un caso de corrupción que involucra a su primo Rafael Ramírez, quien fuera por varios años el poderoso jefe máximo de PDVSA.

Tales publicaciones desataron un fuerte cruce de insultos en redes sociales entre una decena de ex misses y presentadoras de televisión, entre ellas Annarella Bono, quien defendió a Villarreal.

Bono, quien además es ex esposa de un militar de alto rango y director del Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela, llegó a mencionar de maneramuy soez y contundente, a varias de ellas e insinuó que otras ex participantes estarían involucradas en corrupción y favores sexuales. “Todas son unas zorras y aquí todo el mundo las alaba. La arrechera (rabia) que me da es que las únicas enchufadas somos nosotras”, expresó entre algunos insultos.

La actriz y ex miss Angie Pérez le respondió rápidamente: “No, mijita: búscate un psiquiatra”, mientras en otros mensajes, la ex aspirante Hannelly Quintero acusó de participar en “guisos” (negocios ilegales) a Stefanía Fernández, Miss Venezuela 2008 y ganadora del Miss Universo en 2009.

“Repartían alegría a los más necesitados y a ellas les llenaban la cuenta de dólares”, afirmó sobre las actividades de la fundación de Salazar.

En medio de la batalla, Bono salió del canal donde trabajaba.

El caso más ruidoso fue la relación de Claudia Suárez, primera finalista de Miss Venezuela en 2006, con el magnate Diego Salazar, arrestado por la trama de la Banca Privada de Andorra que ha servido para el desfalco de 2.000 millones de dólares de Petróleos de Venezuela.

Suárez fue señalada de depositar un millón de dólares en la banca de Andorra por sus vínculos con Salazar, hoy preso en Venezuela por el régimen de Nicolás Maduro.

Debora Menicucci, esposa del presidente del Tribunal Supremo de Justicia de Maduro, Maikel Moreno, admitió en un vídeo ser “enchufada”, amenazando con develar a otras compañeras vinculadas con altos funcionarios. “Ya nosotras somos parte de la regleta”, aseveró la pareja de Moreno.

Vivian Sleiman, candidata del concurso en 2001, cuenta algo diferente, pero por la misma corriente, recordando un encuentro con un “patrocinador” por petición de los organizadores de Miss Venezuela, denominándolo como bochornoso, pues el hombre que le habían solicitado conocer estaba casi desnudo al momento de presentarse. “He escuchado de trata de mujeres y de una red de prostitución”, afirmó a Telemundo.

Por su parte, Andreína Castro, ex representante del Estado de Aragua en 2009, admitió que una propuesta común es ser damas de compañías a cambio una jugosa cantidad en dólares.

Diego Salazar

Un reconocido periodista aseguró tener una lista que demostraba la red de prostitución que vincula a organismos del Estado con la Organización Miss Venezuela. “Participan, al menos, dos altas autoridades del Banco Central de Venezuela, un ministro del área financiera y un diputado a la Asamblea Nacional”, señaló.

La lista incluía ministros, parlamentarios, generales y otros militares activos y retirados, famosos “bolichicos”, con grandes fortunas que no pueden justificar legalmente, y sus redes de testaferros, que haría temblar a cualquier gobierno en el mundo. El tema, acotó, no es solamente proxenetismo y prostitución, sino corrupción y degradación moral de funcionarios públicos y agentes mercantiles asociados al gobierno de turno. Otros datos revelaban que Osmel Sousa fue sustituido como el ZAR de la belleza por el Zar de los seguros Diego Salazar, quién manejó dinero obtenido por comisiones adjudicadas hasta septiembre de 2010, luego que multinacionales asiáticas realizaran negocios de infraestructura con Venezuela, durante el gobierno de Hugo Chávez.

El primo de Rafael Ramírez, a través de una fundación, entró en los entretelones del concurso y a partir de ese momento, comenzó a financiar cirugías plásticas, ropa, joyas, salones de belleza, gimnasios, a las bellas venezolanas, a cambio de ciertos trabajos que iban desde relaciones publicas, presencia de las mises en actos benéficos y servicio VIP como damas de compañía.

Diego Salazar cobró 10% de las obras públicas gracias a la gestión de infraestructuras valoradas en 3.000 millones de dólares y, posteriormente, ingresó el dinero en el banco de Andorra. El caso chino es cien por ciento Diego Salazar. “Él era un lobista de los chinos y la embajadora de Venezuela en el país asiático le ayudaba”, confesó un ex alto directivo de Petróleos de Venezuela.

Fue acusado de ocultar 49 millones de dólares en la Banca Privada de Andorra entre los años 2007 y 2014.

De acuerdo a un análisis de los movimientos de una de las 11 cuentas que manejó Salazar, el venezolano le transfirió 7,3 millones de dólares al ejecutivo de Pdvsa, Francisco Jiménez Villaroel.

Añaden además, que Osmel Sousa proveía damas de compañía a todos los clanes del gobierno, desde el Merentes hasta el Ferrer, pura y simple ‘trata de blancas’, cobrando lo que le daba la gana y que tráfico del “Zar de las Misses” tiene décadas entre empresarios, políticos y gobernantes corruptos de toda laya, en Venezuela.

“Les montan apartamentos, carros y camionetas de lujo, viajes en aviones privados a hospedajes turísticos cinco estrellas, fiestas con tragos exclusivos y carísimos, comida a la carta y, por supuesto, regalos: joyas, ropa, cirugías estéticas (senos, narices, glúteos, liposucción, etc.) con las consabidas retribuciones entre sábanas”, acotan las informaciones de los medios.

Al parecer la red de prostitución es sólo la punta del iceberg y existen proxenetas que proveen a las chicas a cambio de grandes sumas de dinero sucio de los funcionarios y empresarios corrompidos, acostumbrados a dilapidar el dinero que le han robado al Estado y al pueblo, mediante todo tipo de trácalas financieras, desde comisiones por asignación de divisas y contrataciones públicas con tráfico de influencias, hasta sobreprecios, obras no realizadas e importaciones fraudulentas.

Situación económica

Detrás de la pantalla y del concurso de reinas hay un mundo oculto para el televidente, donde muchas chicas llegan desde diferentes rincones del país con la ilusión de ser protagonistas de lo que creen será una vida de princesas.

Muchas veces y a medida que la situación económica en el país ha empeorado, las jóvenes comienzan en concursos regionales, ávidas de cualquier oportunidad para ayudar a sus familiares, y entonces toda la economía familiar de su entorno está destinada a pagar los meses de intenso entrenamiento que incluyen, gimnasio, clases de nutrición, oratoria y pasarela, y si es seleccionada para participar en el Miss Venezuela, las facturas seguirán creciendo.

El gimnasio se convierte en un elemento tan importante como el agua para las futuras candidatas, que pueden gastar hasta 90 dólares mensuales incluyendo un entrenador personal. Eso, en una economía como la venezolana es un verdadero lujo.

Esteban Velásquez, quien preparaba a las participantes indicó “estamos viviendo en un país donde la gente se vende por un jabón”.

Para el 2017, participar en el concurso representaba contar con unos 32 mil dólares para invertir, con el fin de estar en el cuadro de las  chicas que compiten por la corona. La infraestructura necesaria para una candidata a Miss Venezuela comprende más o menos, un amplio y costoso fondo de armario, un apartamento en Caracas para estar cerca de ‘la Quinta’ sede del certamen, entrenador personal y toda una serie de retoques estéticos.

Según el cálculo de la investigación de Efecto Cocuyo, para la fecha (2018) hacer frente a las cuatro cirugías plásticas más frecuentes en estos casos (rinoplastia, mamoplastia, liposucción y orejas) costaba alrededor de 14.000 dólares.

A pesar de la pobreza y la escasez de productos básicos y medicamentos, Venezuela tiene una de las tasas más elevadas de procedimientos cosméticos per cápita en el mundo.

Un vestido de gala puede alcanzar los 5 y 10 mil dólares dependiendo del diseñador. Lo más costoso es mantenerse regia cada día durante los cuatro meses que dura la preparación. Durante este lapso las chicas gastan unos 10 mil dólares en prendas de vestir, zapatos y accesorios, preferiblemente de marca. Dolce & Gabbana, Louis Vuitton, Armani, Rayban y Louboutin se pasean por la sede del Miss Venezuela como en cualquier pasarela de París o Milán.

Por otro lado, las extensiones de cabello natural son tan importantes como el vestuario y comprarlas y colocarlas, rodea los 550 dólares. También están las clases de dicción y el trabajo dental que se volvió requisito infaltable para las aspirantes a ser Miss Venezuela.

El gimnasio se convierte en un elemento tan importante como el agua para las futuras candidatas, que pueden gastar hasta 90 dólares mensuales, incluyendo un entrenador personal, lo cual en una economía como la venezolana es un verdadero lujo.

Una vez que son elegidas, el costo del gimnasio corre por cuenta de la Organización Miss Venezuela.

Escritos, testimonios e investigación

La actriz Patricia Velásquez, participante del Miss Venezuela en 1989, publicó su autobiografía “Sin tacones, sin Reservas”, donde describió haber entrado al concurso a los 18 años. Ella esperaba que al ganar podría ayudar a su familia, que vivía en un edificio en ruinas que rara vez tenía agua corriente. Escribió: “Muy pronto entendí que para poder pagar los gastos del concurso Miss Venezuela tendría que usar mis dones con el fin de encontrar un patrocinador”.

Y un hombre cerca de veinte años mayor que ella pagó sus gastos, incluyendo implantes de senos y un apartamento en Caracas; “en esencia, se convirtió en mi novio”. La historia de Velásquez causó poco revuelo en aquel momento, pero ahora, de manera tardía, se le reconoce como la primera que habló del tema. Su libro ayudó a confirmar los relatos de los últimos acontecimientos dudosos dentro del certamen.

La periodista Ibéyise Pacheco, autora de la novela basada en el cruce entre los concursos de belleza, la prostitución y la corrupción gubernamental, “Las muñecas de la Corona”, indicó haber hablado con ex participantes que variaban entre las dispuestas a participar en estos tratos sexuales hasta aquellas que “prácticamente eran esclavas”.

El tema es la participación gubernamental en una actividad ilícita que además se maneja como una red, destacó la comunicadora. “La ficción se queda corta, ante lo que ha estado pasando en estas redes y en la capacidad de los corruptos para utilizar las fachadas como las del Miss Venezuela para extender sus mafias.”

“Utilizan el mismo sistema corrupto y extorsionador del chavismo, aprovechándose de situaciones de necesidad e ignorancia para acorralarlas en un callejón”, puntualizó.

Pocos años después de la revelación de Patricia Velásquez, la ex-miss Venezuela 2013, Migbelis Castellanos, encendió las redes con el tema del mundo oculto del concurso utilizando el monólogo “Todo por una arepa”, donde resalta las “sutiles” sugerencias que le hizo su jefe, indirectamente refiriéndose a Osmel Sousa, para que agradeciera a una persona externa a la organización el pago del costoso ajuar que llevaría al Miss Universo.

“En mi año vi cómo una niña, al empezar el concurso, llegaba en transporte público o taxi. A los tres meses tenía su propio carro y apartamento de dudosas procedencia”

Miss Universo 2013, María Gabriela Isler, manifestó que en repetidas ocasiones se opuso a las exigencias de hombres, a los que llamaba “tiburones”, durante sus días de concursante, pero exculpa a las mujeres que cedieron. “Tienes 18 años, vienes del centro del país, te ofrecen villas y castillos; tú no sabes qué es lo bueno o lo malo ni piensas en el futuro, sino que piensas en lo cercano, lo rápido y lo fácil”, expresó.

Andreina Castro, ex participante del Miss Venezuela, quien dijo: “La oferta más común es una equis cantidad de dólares para que vayas como dama de compañía a cualquier lugar”.

Vivian Sleiman, la escritora de Virgen a los 30, quien también se refirió a la polémica de Miss Venezuela e incluso reveló que cuando estuvo en el concurso le hicieron una propuesta indecente.

«Tienes que ir donde «fulano», uno de los patrocinantes más duros del concurso. Él tiene que verte, y llévate el traje de baño pues donde pone el ojo, pone la bala. Dicho y hecho el hombre me esperaba en la reunión desnudo con un bóxer blanco», apuntó.

Los “santos”

Ante los altos costos de participación, algunas chicas desisten de participar, otras hacen recolectas y rifas en sus barrios o parroquias, una especie de “crowdfunding” analógico y otras apelan a los “santos”, como se les llama a empresarios y funcionarios gubernamentales que se mueven en el mundo de la belleza, siempre prestos a ayudar a cambio de compañía y/o favores sexuales.

Algunas de las muchachas que acceden a este trato, usan en las redes sociales el hashtag #bendecidayafortunada o #blindadaporDios.

La figura del patrocinante no es nueva en este tipo de concursos, sin embargo en los últimos cuatro años con la profundización de la crisis económica, se fortaleció esta figura de manera oculta o la participación del “santo”, un personaje que no busca publicidad, sino que prefiere permanecer bajo las sombras y actúa como un mecenas clandestino.

De acuerdo a las opiniones expresadas, los “santos” no obligan a las muchachas a aceptar estos acuerdos y por lo general, se organizan fiestas o cenas en donde son presentadas a los posibles patrocinantes, donde las jóvenes deciden si aceptan o no. De acuerdo con cifras tentativas, un 30% de las candidatas cada año acceden a este tipo de mecenazgo.

En ocasiones reciben presiones inaguantables. Se supo de una ex concursante que tuvo que abandonar el concurso y el país, después de rechazar una propuesta, cuyo ofertante le advertía personal y verbalmente: “Maldita, te voy a mandar a matar. Voy a inventar todo lo que sea necesario para destruirte. Maldita, ni se te ocurra salir si no quieres que te desfiguren la cara”.

Otra aspirante indicó que “Lo ideal es conseguir el apoyo de banqueros o alguien del gobierno, son los que prestan la ayuda más fuerte y así no tienen que salir con varios. Estos padrinos, por así decirlo, generalmente son hombres casados. Es obvio que sus familias no están al tanto, así que todo se maneja de manera muy cautelosa”.

Y agregó: “Existen otros patrocinadores (santos) que ya tienen un trato con esos famosos managers. Cada año les buscan una o más niñas (jóvenes), se las presentan y las envuelven de tal manera que ellas no sientan que se prostituyen. Osmel mismo es quien consigue a los patrocinadores más fuertes cuando la candidata es de su agrado”.

Osmel Sousa

En medio de las acusaciones de corrupción y prostitución, la Organización Miss Venezuela enfrentó la salida de uno de sus emblemas: Osmel Sousa, el legendario organizador del certamen desde 1981.

Sousa dejó o fue obligado a dejar su cargo, en medio de mucha confusión informativa, pues para algunos se debió al escándalo y para otros a la supuesta decisión del “Zar” crear un certamen paralelo al Miss Venezuela.

“Realicé muchos sueños, traje muchos triunfos y di alegría a una nación. Hoy decido retirarme de la presidencia de la Organización Miss Venezuela por la puerta grande”, escribió Sousa en Instagram en esa ocasión.

“Continuaré luchando y trabajando por un mejor país (…). Mil gracias por tantas alegrías Miss Venezuela. Nos seguiremos viendo”, añadió.

La renuncia levantó sospechas y varios rumores, ya que fue muy cercana a la publicación de la primera investigación periodística. Adicionalmente, Sousa fue señalado por algunas mises, de intervenir en los “encuentros dudosos” con los “santos”.

El presidente de la Organización Miss Venezuela por casi cuarenta años hasta que renunció en febrero del 2018, se encontró en el centro del escándalo, mediante afirmaciones de ex participantes sobre él y sus asistentes de presionarlas para ser acompañantes o amantes de políticos y empresarios a cambio de dinero para financiar sus participaciones en los concursos. También se le acusó de recibir pagos por organizar las transacciones y ser intermediario entre los hombres y las concursantes.

Algunas de estas mujeres se negaron; otras aceptaron. Unas cuantas se casaron con sus mecenas. Debora Menicucci, ahora de 26 años, conoció a Sousa cuando tenía 13 años y representó a Venezuela en el concurso Miss Mundo de 2014. Se dice que en aquella época Sousa le presentó a su futuro marido, Maikel Moreno, 25 años mayor que ella. Es un abogado que fue a prisión por asesinato en la década de los ochenta y que ahora, como presidente del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, es conocido por imponer duras penas a los miembros de la oposición.

Después de recibir los señalamientos, Osmel dijo: “Que se investigue, y que se investigue de verdad, que se presenten pruebas, no chismes. Luego de casi 40 años, ¿tú crees que si Miss Venezuela mantuviera una red de prostitución, Venevisión no se hubiera dado cuenta? Ahora bien, si hay alguna niña que después de salir del concurso hace una vida irregular, eso no es responsabilidad mía ni de Miss Venezuela ni de Venevisión”.

La bomba

El missologo venezolano Ivan Dumont, luego de dejar la organización Miss Venezuela ha ido contando detalles de todo lo que vivió mientras estuvo como pupilo de Osmel Sousa en su cargo de presidente, defendiéndolo y desmintiendo todas los señalamients en su contra.

Dumont narró un episodio que ocurriría durante la temporada del certamen del 2012, cuando una de las chicas que no calificó prometió vengarse de ellos. Al parecer, poco despúes recibieron una llamada extraña de su novio y, de repente, explotó una bomba que acabó con toda la fachada de la Quinta Miss Venezuela la madrugada, mientras las misses que competirían ese año y el mismo Osmel Sousa, dormían.

“El departamento de seguridad trató de disfrazar lo sucedido, pero todos sabíamos lo que había pasado”, escribió Ivan.

Más versiones

A partir del 2013, Adriana Cisneros, hija de Gustavo Cisneros, asumió el cargo de CEO del grupo empresarial propietario de la Organización Miss Venezuela (OMV), y el zar de la belleza perdió el monopolio que detentaba.

Sousa compartiría entonces la elección del jurado con la casa matriz del certamen, Venevisión, prerrogativa que antes le correspondía exclusivamente.

La decisión supuestamente obedecía a intereses empresariales, pues desde que Jonathan Blum está al frente de Cisneros Media (2013), ha intentado que en el jurado se incluyan figuras del mundo del espectáculo que tienen contratos con Venevisión, como una forma de promocionar el talento de la empresa.

No obstante, otra versión de la pérdida de poder de Sousa apunta al manejo del patrocinio oscuro, que Sousa rechazó en una declaración oficial del 2 de octubre de 2015.

Antonio Chambra es un empresario venezolano, presidente de las tiendas por departamento Traki CCB Plus, amigo de Osmel y con quién el Zar no dudó en convertirse en imagen de la cadena, a pesar de su corte popular. Se hizo conocer por sus “cócteles” en el Hotel Marriott en Caracas, donde sus invitadas especiales eran siempre misses, enviadas allí por su gran amigo Osmel Sousa.

Octavio Maza, presidente suplente del Banco Caroní, también suele tomarse fotos con el zar del Miss Venezuela y aparece relacionado con la ex miss, Valeria Véspoli. Otros personajes del gobierno venezolano También cayeron rendidos ante las largas piernas de las concursantes.

El exgobernador del estado Nueva Esparta, Carlos Mata Figueroa (60), general y ex ministro de la Defensa durante el gobierno de Hugo Chávez (2010-2012) se casó con Alejandra Margoth Mora (27), una ex concursante de un certamen de belleza regional.

Al expresidente del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes, se le relaciona con una joven la cual estaba en preparación para un concurso internacional de belleza. De acuerdo con medios locales, en otras ocasiones al matemático se le ha visto compartiendo con mises.

Reestructuración

El escándalo de las ex reinas, la corrupción y la presunta prostitución, provocaron el cierre del certamen por decisión de sus propios organizadores, la empresa televisiva Cisneros Media.

Los directivos reaccionaron anunciando una reestructuración interna luego de las acusaciones que ex mises se hicieron entre sí a través de las redes sociales, de haber obtenido beneficios económicos por supuestos vínculos con dirigentes del gobierno y del chavismo.

“Cisneros Media y Venevisión desean aclarar que no tienen conocimiento de los hechos descritos, ni están involucradas en ninguna de las actividades que sus empleados, candidatas, asesores, representantes o asociados realicen fuera de las acciones propias del concurso”, señaló parte del texto.

Las compañías dijeron estar “enfocadas” en la reorganización del espectáculo tras la renuncia en febrero pasado de Osmel Sousa.

“Se ha tomado la decisión de iniciar una revisión interna para determinar si durante el curso de sus gestiones ha incurrido en actividades que quebranten los valores y la ética del certamen. La Organización nunca ha consentido ni aceptará ningún acto que perjudique de forma alguna su reputación y la de sus participantes”, añade el texto, en el que se anticipa que se hará una “reestructuración del certamen y se reforzará el código de ética”.

Jonathan Blum, presidente de Cisneros Media, agregó: “Por más de 40 años, la Organización Miss Venezuela se ha enfocado en la formación de talento con belleza interna y externa, capaz de competir con éxito en cualquier escenario nacional e internacional, contribuyendo así al empoderamiento de la mujer venezolana. La Organización nunca ha consentido ni aceptará ningún acto que perjudique de forma alguna su reputación y la de sus participantes”. La Organización Miss Venezuela trata de sortear la crisis económica que afecta a todas las empresas del país y niega la profundización de eventuales vicios en el certamen, con el propósito fundamental de mantenerse en el imaginario colectivo de los venezolanos y proyectarse en el exterior del país, simplemente, como una mágica fábrica de mujeres 90-60-90.

Miss Venezuela 2019

En agosto de 2019 la organización celebró el concurso, que sigue perteneciendo a Cisneros Media, pero esta vez con la participación de otros operadores encabezados por Jonathan Blum y las ex misses Nina Sicilia, Jacqueline Aguilera y María Gabriela Isler. Fue un evento austero, lejos de aquellas apoteósicas producciones de años atrás cuando se organizaba en el Poliedro de Caracas, y en el cual se promocionó un certamen con menos bisturí y dietas extremas, en una apuesta por una «belleza diferenciada», que no mencionó medidas sino que se cambiaron por adjetivos de las participantes. Thalía Olvino, representante del estado Delta Amacuro, fue la ganadora.

Modelos prepago

El negocio de la prostitución de alta gama venezolano tiene dos mercados de operaciones principales: los corruptos chavistas y los narcos mexicanos.

A finales del 2019 el siniestro de una avioneta con un cargamento de oro ilícito del Arco Minero, volvió a poner en evidencia la compañía de las modelos entre boliburgueses y enchufados. En ella viajaban Marielbys Contreras y Ana María Fois.

También falleció en el accidente, Mariano Díaz, que fue denunciado en 2015 por lavado de dinero y narcotráfico. Estaba ligado al mundo del fútbol en Venezuela y a la «Banda de los Enanos”, la mafia judicial más grande del país. También compartía nexos con el boliburgués Raúl Gorrín, sancionado por el Gobierno de Estados Unidos por lucrarse con dinero del Estado a través de negocios millonarios con el chavismo.

Los enanos está compuesta por magistrados, jueces y fiscales manejados, entre otros, por el exvicepresidente José Vicente Rangel para sobornar, extorsionar con los procesos y decisiones judiciales y que tienen ámbito nacional, ya que están sembrados en cada una de las jurisdicciones judiciales de los estados del país.

Otro empresario fallecido en el siniestro fue Alejandro Enrique Suegart Bonnet, quien estaba siendo investigado por presuntas irregularidades en la adquisición de divisas en CADIVI, así como también en la participación en el sistema chavista de alimentos subsidiados CLAP, ligado al testaferro de Maduro, Álex Saab

Alejandro Suegart, alias “Akeko”, pertenecía a la nueva élite de nuevos ricos del chavismo que hicieron su fortuna gracias a CADIVI, comenzó con el negocio de la vida nocturna en Valencia, luego abrieron el restaurante “El Cine” en Caracas, uno en Aruba que se la pasaba lleno de enchufados y modelos que fue cerrado por problemas legales. Su última “inversión” fue el restaurant La Carlota en Madrid.

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