Más de 150.000 venezolanos han cruzado la selva del Darién en lo que va de 2024

Hasta agosto de este año se han contabilizado 153.226 migrantes venezolanos transitando por la selva del Darién con la intención de llegar a Estados Unidos.

La cifra representa el 66 % de los migrantes que han ingresado a Panamá por la peligrosa vía.

En segundo lugar, se ubican los colombianos con 14.659 migrantes, seguido de los ecuatorianos con 14.569 y de los chinos con 12.067, informaron las autoridades panameñas.

Cabe destacar que el reporte también indica que en lo que va de año han cruzado el Darién 11.224 haitianos y 25.330 ciudadanos de otras nacionalidades.

Más de 7,7 millones de personas han salido de Venezuela buscando protección y una vida mejor; la mayoría – más de 6,5 millones de personas – ha sido acogida por países de América Latina y el Caribe. En las Américas y en el resto del mundo, ACNUR trabaja para apoyar la inclusión de las personas venezolanas en las sociedades que generosamente les han dado acogida y para encontrar soluciones que generen estabilidad y fomenten el crecimiento y el desarrollo de sus comunidades.

Si bien ha habido personas venezolanas que han retornado a su país de origen, persiste la salida de refugiados y migrantes de Venezuela a países vecinos y al resto del mundo; de hecho, de acuerdo con datos proporcionados por los gobiernos, la cifra ya superó los 7,7 millones a nivel mundial. Por tanto, un número considerable de personas requiere protección internacional y asistencia humanitaria.

Aunque los países y las comunidades de acogida en la región tienen el compromiso de ayudar a las personas de Venezuela y les han dado generosa acogida, la presión para ellos incrementa. Algunos países están implementando procesos de regularización a gran escala para garantizar la documentación y el acceso a derechos y servicios de las personas refugiadas y migrantes. Sin embargo, el éxito de estos esfuerzos y gestos de solidaridad requiere apoyo financiero, con el que también es posible garantizar que no se deje a nadie atrás.

La mayoría de las personas refugiadas y migrantes de Venezuela que llegan a países vecinos son familias con hijas e hijos, mujeres embarazadas, personas mayores y personas con discapacidad. Además, según una evaluación de necesidades que ACNUR y sus socios de la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V) llevaron a cabo recientemente, muchas de estas personas han caído en la pobreza y luchan por sobrevivir.

El creciente costo de vida, los estragos de la emergencia provocada por la COVID-19 y las tasas de desempleo, que van en aumento, han agravado la vulnerabilidad de las personas refugiadas y migrantes de Venezuela y les ha imposibilitado la reconstrucción de sus vidas y su integración en las sociedades de acogida en toda la región. La mitad de las personas refugiadas y migrantes de América Latina y el Caribe no pueden costear tres comidas al día; además, no tienen acceso a una vivienda digna y segura. Para conseguir alimentos o para evitar caer en situación de calle, muchas de estas personas recurren al sexo por supervivencia, la mendicidad o el endeudamiento.

Con respecto a las infancias, son muchos los obstáculos que niñas y niños refugiados y migrantes deben superar para tener acceso a la educación en los países de acogida, sobre todo debido a la falta de cupos suficientes en las escuelas.

En este contexto, las personas que no cuentan con documentación, medios de vida ni oportunidades de integración local recurren a los movimientos sucesivos en busca de un futuro seguro y sostenible. De hecho, muchas de ellas ponen sus vidas en riesgo recorriendo rutas irregulares que son sumamente peligrosas.

notiveraz

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