«El mundo comprueba la fuerza indetenible de un movimiento inédito y muy profundo por nuestra libertad y por el regreso de nuestros hijos. Derrotamos al gobierno en la calle y en los corazones, pero la tarea no ha terminado. Tenemos por delante los 66 días más importantes de nuestras vidas«. La persecución y hostigamiento de la revolución bolivariana en contra de la líder opositora María Corina Machado, de sus colaboradores y de las gentes que la reciben por donde pasa se han vuelto en contra del oficialismo como si fuera un boomerang.
Para la historia del movimiento de liberación nacional surgido de las entrañas de la Venezuela profunda ha quedado registrada para siempre la jornada épica vivida el miércoles en Apure, estado fronterizo con Colombia bajo control de radicales revolucionarios y de los guerrilleros colombianos del Ejército de Liberación Nacional (ELN), estrechos aliados del chavismo. A las órdenes de un cacique local, un numeroso grupo de empleados chavistas y miembros del oficialismo bloquearon con aspecto aguerrido el puente que conecta Guárico con Apure, decididos a que Machado no pasara por allí.
A grandes males, grandes remedios. En una gesta que se hizo viral a través de vídeos y fotografías en redes sociales (las televisiones nacionales mantienen su veto sobre la opositora), Machado se subió a una curiara, una frágil barquita local, con la que cruzó el inmenso río Apure hasta desembarcar en una orilla de fango con terraplén incluido. Con esfuerzo, cuerdas y ayuda humana, los viajeros retomaron su camino.
«Nosotros estamos con usted, cuente, confíe, primeramente en Dios», la bendijo una de las mujeres ocupantes de la curiara, mientras personas aparecían por sorpresa entre la maleza y sobre los puentes para agitar la bandera nacional y dar la bienvenida a la persona que representa su nueva esperanza de futuro.
El jueves, un día después, a la expedición le tocó atravesar una de las temidas alcabalas (controles fijos) que la Guardia Nacional Bolivariana tiene instalada en La Macanilla, camino del Amazonas. ¿Cómo frenar a un centenar de ciudadanos que arroparon y envolvieron a la dirigente opositora con sus cuerpos y sus motocicletas bajo el ensordecedor sonido de sus bocinas?
La fiesta electoral de cara a los comicios presidenciales del 28 de julio llenó de alegría otro lugar olvidado por Caracas, con sus gentes echadas a la calle y sin miedo. La prohibición que desde hace siete años sufre Machado, que le impide subirse a un avión, también ha provocado que su paso por carreteras, pueblos y caminos multiplique el fenómeno político, pese a las venganzas del régimen.
Dos mujeres humildes que atienden un pequeño local familiar de empanadas en Corozopando, vía San Fernando de Apure, sufrieron el miércoles la ira del gobierno. Agentes y funcionarios les cerraron su negocio horas después de que Machado y su gente desayunaran, charlaran y se hicieran un ‘selfie’ con ellas, entre carcajadas y ánimos mutuos. El vídeo del momento del cierre también se hizo viral, lo que provocó la repulsa instantánea de medio país.
«Vino María Corina Machado y primera vez en la vida que nos cae el Seniat (servicio nacional tributario) y nos están cerrando el negocio. Tenemos hijos estudiando y una madre con ACV y mira cómo nos cierran cuando no vendemos 50 comidas diarias. Aquí estamos», se encaró una de las hermanas al séquito gubernamental, guardias incluidos.
El atropello que no cesa. Hace un par de semanas, en Portuguesa, agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), la policía política de Nicolás Maduro, apresaron al emigrante Óscar Castañeda, recién llegado a Venezuela, por hablar durante el acto político multitudinario de Machado. Otros dos dirigentes locales se unieron a la lista de presos del equipo político de Vente Venezuela, que se acerca a la decena. Mientras, en la Embajada de Argentina de Caracas permanecen seis estrechos colaboradores de la líder opositora. El gobierno les niega el salvoconducto para salir del país en medio del asedio de sus agentes.
No hay terror que impida tantas emociones a flor de piel, que volvieron a dimensionar la gesta de Machado. El tándem invencible en las urnas que ha conformado junto al diplomático Edmundo González Urrutia no deja de crecer. El embajador debutó en acto de masas el pasado sábado en La Victoria, su pueblo natal. Toda una metáfora.
«Por los que regresamos y no encontramos a nuestras mamás vivas», confesaron dos hermanas, entre lágrimas, consoladas por Machado entre las miles de personas que participaron en el multitudinario acto en San Fernando de Apure. En eso se han convertido los mítines opositores, ágoras populares donde la líder dice apenas unas palabras y luego el micrófono pasa de mano en mano para desatar la tormenta de los sentimientos.
«María, Dios te bendiga. Confiamos en ti. No nos queremos ir», rezaba la pancarta de otra chica que posó su rostro sobre el pecho de la dirigente y no pudo contener las lágrimas. La inmensa diáspora venezolana, 8,8 millones de personas distribuidas por medio mundo, ha abierto una gigantesca herida emocional que es la base del fenómeno político empeñado en cambiar la historia de Venezuela tras 25 años de fracaso revolucionario. No se trata de una fibra sensible, como aseguran quienes se han visto sorprendidos por este este hito y comienzan a analizarlo con interés. Va mucho más allá.
«¡Nos han hecho tanto daño y han intentado tantas veces que nos apaguemos, que nos han dado la fuerza para salir de la oscuridad! ¡Qué se haga la luz!«, clamó María Corina para provocar un nuevo milagro: miles de teléfonos móviles encendieron sus linternas, como si fueran libélulas de libertad, para mostrar su apoyo a la causa opositora.
No se trataba de un acto para demostrar empatía con un ídolo del rock o con una estrella de la NBA. En Apure, al igual que en la fronteriza Táchira o ahora en Carabobo, los cortes eléctricos son constantes. Transcurridos cinco años del gran apagón nacional de 2019, la luz, el agua, los hospitales, la sanidad o la falta de gasolina airean la verdadera realidad de los venezolanos, que nada tiene que ver con la mayúscula propaganda chavista.
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