La dark web y sus mercados ilícitos, ¿Hasta dónde se puede llegar?

No todos los sitios en la deep web son ilícitos, según algunos expertos de Internet, que aunque lo aclaran, llaman a estar muy alertas ante los ciberdelincuentes que la aprovechan.

Internet se compone de una parte visible que se encuentra a través de Google y otros buscadores, llamada surface web o clear web (un 10% aproximadamente); y otra no visible para contenidos no indexables, la conocida como deep web (un 90% aproximadamente)», según explica Javier López, socio de Ecija.

Por tanto, en este espacio se ubican servidores protegidos, como los de los bancos con los datos de los clientes, los que alojan contenidos audiovisuales de pago (Netflix, Amazon, HBO, Spotify), las que contienen cuentas de correo electrónico, portales de contactos (Meetic, Tinder) o las páginas dinámicas que se generan al hacer una consulta en buscadores de hoteles o vuelos.

Y en este amplio espacio es donde delincuentes y clientes buscan su lugar. «Dentro de la deep web hay una pequeña parte (se calcula que un 0,1% del total), llamado dark web, a la que se accede mediante navegadores específicos como TOR (The onion router) o I2P (Invisible Internet Project), que ocultan la identidad y la dirección IP de los usuarios», señala López.

Es en este lugar donde, una vez se consigue acceder, un usuario puede contratar una cuenta de Netflix robada por 2 euros al año, comprar una pistola por 600 euros o encargar que registren el ordenador a su pareja o acceder a los correos electrónicos del jefe por no más de 50 euros.

Cualquier edad

Jorge Jiménez, director de Fundación Universitaria Behavior & Law señala que «Cuando alguien busca algún contenido en la dark web precisamente está buscando cosas ilegales, en algunos casos con fines puramente de atracción morbosa y en otros delictivos. Podemos encontrar usuarios que quieren descargar contenidos ilícitos y otros que buscan un sicario para darle una paliza a su jefe».

Como en la Internet superficial, en su cara oculta podemos encontrar usuarios de diferentes tipos. Desde personas que buscan contenido sexual extremo, algunos de ellos pedófilos o con diversas parafilias; jóvenes interesados por contenidos violentos, es decir, aprendices de terroristas que buscan manuales para construir artefactos; o personas celosas que quieren conseguir un troyano para espiar las redes sociales de su pareja.

«Sus usuarios suelen ser preferentemente varones jóvenes o de mediana edad, con un conocimiento técnico-informático medio. Los más peligrosos son los que pueden buscar armas o sicarios para encargar palizas o para llevar a cabo asesinatos. Como en cualquier otro ámbito delictivo, los perfiles son muy variopintos», agrega Jiménez.

Servicios varios

Pero, ¿es delito entrar en este lugar reservado a potenciales criminales? La respuesta es no. «El mero hecho de acceder a la deep web no sería delito en sí, pero la contratación del servicio de una actividad ilegal y el pago del mismo constituiría tentativa de delito, con independencia de que se materialice o no. Todo está recogido en diferentes artículos del Código Penal», asegura el socio de Ecija.

Como en cualquier mercado, en el de la deep web, los precios varían mucho en función de los mismos criterios que se usan en los sistemas habituales:oferta, demanda y marca. «Podemos encontrar verdaderos catálogos como si compráramos en cualquier tienda online y los precios se ajustan también por la experiencia, prestigio y el tipo de servicio que ofrezca el grupo o la persona que vende esos servicios. Incluso hay sistemas que en algunos casos valoran o puntúan la calidad de los hackers, sicarios o camellos que podemos encontrar», asegura Jiménez.

Por su parte, Chris Monteiro, investigador sobre ciberdelincuencia en Harvard, hacker y colaborador en medios internacionales, señala que los mercados más valorados son los relacionados con Dark.fail. «Es un portal, similar al buscador de Google, que te da acceso a personas que se encargan de duplicar tarjetas de crédito, comprar una pistola, espiar a una persona o acceder a su ordenador portátil», asegura el experto británico en delitos virtuales .

En este sentido, Monteiro explica que actualmente está de moda, en los diferentes canales de Internet profundo, los rent hacker, que consisten en pagar los servicios de un ciberdelincuente para atacar ordenadores personales, servidores, perfiles de redes sociales o robar bases de datos de empresas. «Los precios varían en función de estos servicios y pueden ir desde 50 a 2.000 euros», asegura el experto.

Mercados

Por su parte, Jiménez explica que una oferta mítica de la deep web es el contract killer. «Los servicios pueden ir desde palizas a una media de 3.000 euros hasta asesinar a una persona haciendo parecer que es un accidente a un coste de 150.000 euros», señala.

Igualmente, la venta de narcóticos es un recurso usual, donde se pueden encontrar desde marihuana hasta medicamentos dopantes. «El precio también varía en función de la sustancia, a lo cual hay que sumar el coste de envío, a no ser que seas un cliente premium«, asegura Monteiro sobre los consumidores habituales o deportistas de élite vinculados a este tipo de redes. «Una práctica habitual del atletismo ruso», afirma el inglés .

De la misma manera, es fácil encontrar en estos mercados munición, pero conseguir armas automáticas y de guerra «es complicado, pues suponen productos que requieren unos contactos más directos. La logística es también más difícil en función del país que lo envía y el receptor», concluye Jiménez.

NotiVeraz

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