América Latina se encuentra en un momento crucial en lo que respecta a la ciberseguridad. En medio del crecimiento exponencial de las amenazas cibernéticas en la región, se ha revelado una estadística impactante: según el informe «Cyber Workforce Report de 2021», en América Latina faltan aproximadamente 701,000 profesionales en ciberseguridad.
Esto no es solo un número, es una llamada urgente a la acción, y aquí es donde la colaboración entre universidades y la industria de la ciberseguridad cobra un papel fundamental.
El ciberespacio es un campo en constante evolución, donde las tácticas de los actores maliciosos se vuelven más sofisticadas con cada día que pasa. Para preparar a la próxima generación de profesionales en ciberseguridad, es crucial que los programas educativos estén alineados con las necesidades del mercado laboral actual. La colaboración entre universidades y la industria es la clave para lograr este objetivo.
Las empresas de ciberseguridad están en la primera línea de combate contra las amenazas cibernéticas. Tienen una comprensión profunda de las tácticas y los desafíos del mundo real. Por lo tanto, al colaborar con ellas, las universidades pueden asegurarse de que sus programas académicos reflejen las últimas tendencias y tecnologías en el campo de la ciberseguridad.
La colaboración puede tomar muchas formas. Puede implicar la organización de charlas y talleres con expertos de la industria que compartan sus conocimientos y experiencias con los estudiantes. También puede incluir la creación de programas de pasantías y prácticas que permitan a los estudiantes adquirir experiencia práctica en entornos reales. Esta combinación de teoría y práctica es esencial en un campo tan dinámico como la ciberseguridad.
Un ejemplo destacado de cómo la colaboración puede estimular el pensamiento creativo y la resolución de problemas en ciberseguridad es a través de concursos Capture the Flag (CTF). Estas competencias desafían a los estudiantes a resolver problemas de seguridad en entornos simulados, imitando situaciones del mundo real. No solo ponen a prueba sus habilidades técnicas, sino que también fomentan la creatividad y la capacidad de pensar fuera de la caja para encontrar soluciones a desafíos complejos.
Un caso interesante es la colaboración entre Metabase Q y Hack Defender, que ha dado lugar a la creación de un CTF en América Latina. Este año se celebrará la gran final número 7, con sede en el Tecnológico de Monterrey, campus Monterrey. Este tipo de eventos no solo promueven la educación en ciberseguridad, sino que también ayudan a identificar y nutrir el talento local.
Metabase Q está liderando una nueva era en ciberseguridad, ofreciendo una plataforma innovadora e integrada que capacita a las empresas en todo el mundo para gestionar, medir y mejorar sus defensas cibernéticas. Surgida de una necesidad genuina de hacer que la ciberseguridad sea más eficiente y efectiva, la plataforma fue desarrollada inicialmente para abordar desafíos internos en la prestación de servicios gestionados a gran escala.
Hoy en día, Metabase Q no solo facilita que las empresas estén seguras, sino que también obtengan conocimientos prácticos y fomenten una mejor comunicación en ciberseguridad dentro de sus equipos. Utilizando un enfoque basado en el riesgo y respaldado por un equipo de expertos globales, Metabase Q está revolucionando la forma en que las empresas fortalecen sus activos digitales.
POR: ANDREA GÓMEZ
notiveraz