El pasado 1ro de junio marcó el sexto año desde la suspensión del Sistema de Procura de Órganos y Tejidos en Venezuela, una fecha sombría que ha tenido graves consecuencias en la salud y la vida de los niños y adolescentes que esperan trasplantes en el Hospital de Niños José Manuel de los Ríos (J. M. de los Ríos), ubicado en Caracas.
En medio de una Emergencia Humanitaria Compleja, el Estado no pudo garantizar los medicamentos antirrechazo o inmunosupresores necesarios para los trasplantes. Según Prepara Familia, al menos 79 niños, niñas y adolescentes del Hospital J. M. de los Ríos perdieron la vida mientras esperaban recibir un trasplante en el servicio de Nefrología del hospital.
Katherine Martínez, abogada y directora de la organización no gubernamental Prepara Familia, denunció la falta de respuesta por parte del Estado para al menos 25 niños del servicio de Hematología y otros 14 jóvenes que también están esperando tratamiento.
El hospital, que solía ser conocido por realizar trasplantes, ahora enfrenta una realidad desoladora. La infraestructura está presente, pero carece de insumos básicos como guantes, yelcos, tapabocas y reactivos para exámenes de laboratorio, lo que afecta tanto al personal de salud como a los pacientes y sus familias.
El origen del problema que afecta a niños del J. M. de los Ríos
El problema se originó en 2014, cuando la Fundación Venezolana de Donaciones y Trasplantes de Órganos, Tejidos y Células (Fundavene), adscrita al Ministerio de Salud, empezó a fallar en el tema de trasplantes debido a la falta de garantía de los inmunosupresores. Esto provocó una abrupta disminución en la realización de trasplantes, y aunque en 2022 se realizaron algunas intervenciones de vivo a vivo en hospitales públicos y privados, los trasplantes de cadáver a vivo aún están suspendidos por la incapacidad del Estado para garantizar los medicamentos antirrechazo, según denunció Provea.
Las medidas cautelares emitidas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en 2018 en protección de los niños, niñas y adolescentes del servicio de Nefrología aún no se han cumplido, a pesar de instar al Estado venezolano a garantizar sus derechos a la vida, integridad personal y salud.
La falta de inversión en materia de salud por parte del Estado y la crisis económica han llevado a una situación grave en el hospital, donde carecen de servicios esenciales, como Terapia Intensiva, Cardiología y Neurología, así como problemas en el servicio de Imagenología y laboratorio. Los pacientes y sus familias se ven obligados a costear exámenes médicos por su cuenta, debido a que los recursos del hospital no son suficientes.
El acceso pleno al derecho a la salud de los niños y adolescentes está lejos de ser una realidad en el J. M. de los Ríos, y aunque la Constitución de Venezuela establece que la salud es un derecho social fundamental, hasta ahora no se ha logrado garantizar para aquellos que más lo necesitan. La esperanza de recibir un trasplante se desvanece para muchos, mientras que las condiciones en el hospital siguen siendo precarias.
Mientras el Estado hace promesas, la realidad de los pacientes en el J. M. de los Ríos es dolorosa y desesperanzadora.
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