El Sukhoi 30-MK2 tiene alta capacidad de combate, pero sus horas de vuelo en Venezuela están por debajo de la media, opinan expertos. Y esto estaría sucediendo porque una mezcla juega en contra y dificulta las operaciones: la austeridad venezolana, la distracción rusa por la guerra y el “celo” por su tecnología.
Esto viene a colación por las noticias recientes sobre el accidente fatal de un avión caza en Caracas, que pone en duda el poderío que tiene la Aviación Militar de Venezuela, no obstante las compras milmillonarias de armas y equipamiento castrense a Rusia a principios de siglo.
El avión Sukhoi 30-MK2 Flanker G accidentado se precipitó a tierra durante un ensayo militar debido al impacto de un buitre en uno de sus dos motores. La aeronave forma parte de una flotilla de dos docenas de aviones de alta capacidad de ataque que tienen pocas horas de vuelo, según expertos en seguridad y defensa.
A este respecto, el medio miamero la Voz de América (VOA) realizó un trabajo periodístico.
Compra de 24 Sukhoi por $1.600 millones
Venezuela comenzó a negociar en 2005 con Rusia la compra de varios sistemas de armamento, directamente con la agencia estatal militar Rosoboronexport.
En julio de 2006, el gobierno de Hugo Chávez Frías pagó un estimado de 1.600 millones de dólares por 24 aviones caza fabricados por el grupo ruso de empresas de ingeniería aeroespacial Sukhoi, específicamente el modelo Su-30MK2 Flanker G.
El monto preciso de la compra no fue informado públicamente y el proceso de adquisición “fue totalmente opaco”, dijo a la Voz de América Rocío San Miguel, abogada y presidenta de la ONG Control Ciudadano, dedicada a la contraloría de los sectores de seguridad, defensa y la Fuerza Armada Nacional de Venezuela.
Ni el poder ejecutivo ni el militar explicaron entonces las ventajas de adquirir esos sistemas de combate aéreo en vez de otros posibles competidores, agregó San Miguel.
Tampoco hubo claridad sobre los precios de los repuestos, motores, la instalación de un centro de mantenimiento o la instrucción de personal y el asesoramiento ruso al gobierno venezolano, acotó.
Compras multimillonarias de armamento
Los Sukhoi formaron parte de una multimillonaria adquisición de material bélico por parte de Chávez, que sus críticos reprocharon por preocupaciones de que podía generar una carrera armamentista entre países en la región, recoge la VOA.
Control Ciudadano llevó el registro de aquellos contratos: entre 2005 y 2012, Venezuela compró a Rusia 100.000 fusiles AK-103 y AK-104; 38 helicópteros Mi-17-V5; tres helicópteros de transporte Mi-26T2; 10 helicópteros de ataque Mi-35M2, y 5.000 fusiles de precisión Dragunov SDVS.
También adquirió 1.000 lanzacohetes portátiles antitanque RPG-7V2; 1.500 lanzamisiles portátiles antiaéreos Igla-S y 300 cañones bitubo antiaéreo ZU-23 ZOM 1-4. Las compras también incluyeron 92 tanques medianos T-72B1V; 123 vehículos de Combate de Infantería BMP-3 y 114 vehículos de Combate de Infantería 8×8 BTR-80,
Las entregas de los Su-30MK2 comenzaron el 29 de noviembre de 2006, cuatro meses después de la firma del contrato, dijo a la VOA Andrei Serbin Pont, analista de inteligencia geopolítica, política exterior, defensa y seguridad.
Dieciocho de los 24 aviones fueron asignados al Grupo Aéreo de Caza Libertador Simón Bolívar Número 13, en la Base Teniente Luis del Valle García, en Barcelona, Anzoátegui, mientras que las otras seis aeronaves se transfirieron al Grupo Aéreo de Caza Número 11 Capitán Manuel Ríos, con sede en Guárico, para sustituir a los aviones de combate franceses Mirage 50 EV/DV, indicó Serbin Pont.
San Miguel precisó por su parte que los Sukhoi arribaron a Venezuela desarmados en un avión de carga Antonov, propiedad del Estado ruso.
En 2015, Venezuela negoció con Rusia la compra de 13 aviones más del mismo modelo Sukhoi, según informaron entonces el presidente Nicolás Maduro y el ministro de Defensa, general en jefe Vladimir Padrino López, pero esos acuerdos nunca se concretaron.
¿Por qué Venezuela eligió los Sukhoi?
En 2006, mientras Caracas y Moscú negociaban la compraventa de los Sukhoi, el gobierno de Estados Unidos, entonces presidido por George W. Bush, impuso un veto a la transferencia de material y tecnología militar a Venezuela.
La decisión respondía a la insuficiente cooperación de Venezuela en la lucha contra el terrorismo y a la preocupación de la Casa Blanca por la cercana relación del ejecutivo de Chávez Frías con Cuba e Irán, explicó en aquel momento el Departamento de Estado.
Ese veto impidió a la Aviación Militar venezolana hacer una revisión mayor y modernizar los sistemas electrónicos y la integración de misiles aire-aire Rafael Python IV de sus aviones F-16, fabricados por y comprados a Estados Unidos.
“La Aviación tenía dos problemas: por un lado, los F-16, que sufrían los efectos del veto, y, por otro lado, los Mirage, que ya estaban presentando serias señales de fatiga y requiriendo un reemplazo”, precisó Serbei Pont.
Los F-16, acota, no fueron “dados de baja” por Venezuela. Los Sukhoi llegaron a “complementar” las capacidades de los aviones de combate estadounidenses, dijo.
El Su-30MK2, el caza más avanzado pero caro de operar
Los Su-30MK2 representaron la incorporación a las Fuerzas Armadas venezolanas del avión de combate “más avanzado” en la región latinoamericana, afirmó Serbin Pont.
“Es el primer caza pesado y bimotor de esas características, polivalente, con capacidad de ataque terrestre, superioridad aérea, ataque aeronaval. Complementaba muy bien las necesidades de ese momento” de Venezuela, añadió.
Chávez, uno de los líderes de la izquierda regional, se mantuvo en tensiones geopolíticas constantes con el vecino Colombia, gobernado entonces por el presidente derechista Álvaro Uribe Vélez.
Un reportaje de la revista Semana citó en marzo de 2021 informes de inteligencia de la Fuerza Armada de Colombia que advertían sobre la «desventaja estratégica» en la que se encontraban ante la «superioridad aérea» de Venezuela, «la más representativa de la región» por sus aviones Sukhoi, según los documentos.
La “gran capacidad” de combate del Su-30MK2 permitía a Venezuela luchar contra cualquier enemigo en naciones vecinas e incluso atacar “casi cualquier blanco de valor estratégico” en ese mismo radio, aseguró Serbin Pont. Fue “un salto cualitativo en cuanto a la tecnología disponible” para Venezuela, dijo.
El Su-30MK, a pesar de sus ventajas, es “un avión muy caro de operar” y requiere un mantenimiento frecuente, explicó el especialista.
Las investigaciones de Serbin Pont y San Miguel coinciden en que las horas de vuelo de los Sukhoi de la Aviación Militar de Venezuela han sido bajas. Serbin Pont calcula que el tiempo de vuelo es de entre 50 y 80 horas al año, cuando la media es de 120.
Pasadas las 500 horas de vuelo, estas aeronaves requieren un mantenimiento general a sus motores, precisó. Se trata de un proceso «sumamente caro», debido a que cada avión posee dos motores.
El protocolo típico es que ese mantenimiento se realice en Rusia, pero en 2015 expertos rusos viajaron con el respectivo equipamiento para hacerlo en Venezuela. Según el ministro de Defensa venezolano, se pagaron 480 millones de dólares por mantenimientos.
Serbin Pont cree que Venezuela apostó por reducir las horas de vuelo de los Su-30MK2 para «estirar» la operatividad de las aeronaves y los plazos de esos mantenimientos, que deben contratarse con el proveedor ruso.
La reducción de las horas de vuelo significa menos tiempo de capacitación o experiencia del personal de aire y tierra, aseguró a la Voz de América.
Serbin Pont explicó que las pocas horas de vuelo de un avión caza no impactan en la capacidad de operarlo, es decir, que podrá volar sin riesgo alguno.
Hoy, si tocara interceptar una nave en el espacio aéreo venezolano, “la punta de lanza” de la Aviación siguen siendo los F-16 y no los Sukhoi, estimó Serbin Pont.
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