En Puerto Ordaz estableció a partir de 2015 un sistema piramidal que representaba una panacea para familias esperanzadas en recuperarse económicamente en medio de la grave crisis en el país.
Cinco años después, el sujeto huyó a la vecina nación. A pesar de haber sido aprehendido, salió en libertad por un tecnicismo
El 2015 figura entre los años en los que Venezuela ha atravesado una fuerte crisis económica. Muchas familias comenzaron a separarse, porque algunos de sus miembros optaron por abandonar el país, ante una fuerte inflación que ocasionó la devaluación de la moneda y por consiguiente la imposibilidad de satisfacer de manera plena la canasta alimentaria y de adquirir medicinas.
En abril de 2015 entró en escena, en Puerto Ordaz, quien llevaría la panacea para esos males económicos. Se trata de Arnoldo Jesús Valera Rodríguez, hoy con 32 años de edad.
Este individuo inició, en esa urbe situada en Ciudad Guayana, Bolívar, un sistema piramidal, en el que ofrecía la multiplicación del dinero que le entregaran para satisfacer a quienes hacían esa inversión.
Lo que había comenzado con un boom terminó en desgracia. Muchas familias arruinadas, incluida la suya. Fue en 2020 cuando Valera, de profesión economista, abandonó Venezuela rumbo a Colombia, para evadir su responsabilidad. Así, se convirtió en el estafador más buscado en el país caribeño.
Ante la denuncia de los afectados, los tribunales ordenaron su aprehensión, pero el sujeto permanecía en Colombia, donde aprovechó su doble nacionalidad para ocultarse de la autoridad, reseñó la revista Semana.
Cincuenta incautos
Valera tenía mucha labia. Convenció a muchos en Puerto Ordaz, esa ciudad industrial cercana a las minas de oro bolivarenses, pero que se encontraba, en 2015, en esa vorágine de crisis económica y social.
Llevó el recién graduado de economista esa panacea para remediar los problemas económicos. Entre las primeras personas que creyeron en ese hombre figuraba una pensionada llamada Yasmín, quien ciegamente confió en él, al punto que le entregó todos sus ahorros y la liquidación, añadió Semana.
Tales eran los resultados positivos, con el sistema aplicado por Valera, que el esposo de Yasmín se dio cuenta de la rentabilidad de ese negocio, por cuanto esos cuatro mil dólares que representaban todo el esfuerzo de la señora se duplicaron en pocos meses.
Esa confianza estimuló al marido de Yasmín, y ambos decidieron doblar su apuesta y le entregaron todo a Valera, quien les ofrecía una rentabilidad del 10 por ciento con su poder de convencimiento.
El economista les dio tranquilidad a Yasmín, al esposo de ella y a otros 48 incautos, pues les aseguró que en caso de fallar el mercado de divisas en esa inversión piramidal, él se comprometía a devolver el 75 por ciento del dinero invertido.
Valera sacó su carta y les dijo que la empresa HCC Holding, con sede en Bogotá, era «muy seria». Además, él les brindó muestras de ser una persona de palabra y resultados.
Baño de realidad
Ese 2020 fue terrible para Yasmín, su esposo y los cerca de 48 estafados por Valera, porque no volvieron a saber más nada de él. Se dieron cuenta de que resultaron timados, en un baño de realidad sumamente duro para ellos.
Comenzaron a llamar a Arnoldo, para pedirle cuentas, pero el teléfono sonaba apagado. Tampoco respondió los mensajes.
De la tal HCC Holding colombiana que supuestamente respaldaba a Valera solo hallaron registros en internet de extrañas direcciones en la capital neogranadina, Singapur y Pekín, además de teléfonos que jamás repicaron.
Los estafados decidieron contratar al abogado Ezequiel Monsalve, para ver si recuperaban algunos de sus pocos devaluados bolívares.
El profesional del Derecho calculó en ese momento que la estafa inicial ascendía a unos 151 mil dólares, aunque la cifra fue aumentando notablemente al transcurrir los días y con la recolección de nueva evidencia.
La lucha jurídica dio sus frutos: desde los tribunales venezolanos emitieron una orden de captura contra Valera, por estafa agravada continuada y apropiación indebida calificada, además de solicitar ante Interpol se emitiera el alerta roja, como en efecto se ejecutó.
Un tecnicismo que propicia la injusticia
Fue el pasado 22 de mayo de 2022 cuando la policía vio a Arnoldo Valera en el Aeropuerto El Dorado, de Bogotá, y en ese momento se disparó la alerta sobre su presencia en la terminal.
Los agentes lo detuvieron en ese instante. Lo trasladaron hasta la autoridad competente, pero por un tecnicismo fue dejado en libertad, pese a la insistencia del Gobierno venezolano, en cuanto a su extradición, refiere Semana.
Cerca de nueve meses después, el pasado 16 de febrero de 2023, un tribunal firmó un decreto sobre la privativa de libertad contra Valera, con fines de extradición, medida que no ha podido ser materializada. Es decir, sigue en libertad, a pesar de la inminente orden para que sea extraditado a Venezuela y responda por la estafa contra esas familias, incluida la suya, a las que les derrumbó la esperanza, arruinándolas.
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