La periodista Ibéyise Pacheco aseguró que la renuncia de Tareck El Aissami a su cargo como ministro de Petróleo surgió después de que Nicolás Maduro supuestamente fuera “increpado” por Estados Unidos por el ingreso de armas a territorio venezolano desde el Medio Oriente.
En un artículo publicado en Diario Las Américas, la escritora aseguró que ese fue el “elemento activador” de la salida de El Aissami. “No fue la corrupción, versión usada como coartada para el relato. Lo que acorraló a Maduro, y lo desencajó, fueron las evidencias de desembarco de armamento, precisaron fuentes confiables”, aseguró Pacheco.
En ese sentido, resaltó que el gobierno de Maduro maneja el destino del exfuncionario con “altísima prudencia”, ya que “no se exagera al afirmar que lo que él conoce puede hacer tambalear” al oficialismo.
La periodista aseveró que El Aissami no solo “controló” la producción y la comercialización de la industria petrolera, sino que, presuntamente, trasladó armas en buques que serían cargados de combustible en Venezuela.
“El entramado lo completaban las navieras traficando oro y tierras raras. Los muelles de las empresas básicas, El Aissami los usaba como su despacho de trabajo”, señaló.
Asimismo, indicó que todas esas operaciones en Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa) eran realizadas junto con miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), “área que Maduro hasta ahora ha tratado con especial delicadeza ante el malestar que no logra reducir entre los militares y que le impide agitar más las aguas con una movida de mata en la jerarquía que ha sido decisiva para mantenerlo en el poder”.
No obstante, resaltó que sí hay castrenses de diferentes jerarquías investigados por presuntos casos de corrupción, así como cambios en cargos oficiales, “pero todos bajo el manto del silencio”. “Las sospechas sobre el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, y el jefe de la Dirección de Inteligencia Militar, Iván Hernández Dala, han sido diferidas”, aclaró.
Por último, Pacheco destacó que Maduro se encuentra en el “aprieto” de entregar a El Aissami a su “enemigo”, Estados Unidos, “o dejarlo ir a un lugar seguro”. “En Venezuela sería complicado retenerlo sin poner su cabeza ante la “justicia” cuando hasta el corazón del chavismo ha sido testigo del millonario asalto, ratificado por el discurso oficialista, de la grotesca corrupción”, dijo.
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