«¡El 27F no fue una guarimba financiada por la embajada de EE. UU., era un pueblo rebelde que gritaba ya basta!”, manifestó el presidente Nicolás Maduro Moros en 2021, al conmemorar los sucesos del 27 y 28 de febrero de 1989, cuando los venezolanos y venezolanas protagonizaron la inédita ruptura de las amarras del puntofijismo, estratagema política que había establecido la oligarquía burguesa criolla durante prácticamente tres décadas continuas contra Venezuela.
Comparó el presidente Maduro esos hechos históricos, que sacudieron a Venezuela y al mundo, con las estrategias de violencia sufragadas por extranjeros que se registraron en los últimos años en el país, y que se conocieron como las guarimbas terroristas de la oposición política.
“¡Debemos tenerlo muy claro, porque el pueblo unido jamás será vencido!”, expresó el mandatario nacional, en forma contundente, al caracterizar la explosión social del llamado Caracazo, suceso sin precedentes que cambió la historia de Venezuela.
Hechos que conmovieron la historia
El 27 de febrero de 1989 estalló la inédita rebelión en Guarenas, estado Miranda, que se extendió luego como fuego por todo el país, con miles de personas protestando el llamado «paquetazo» ejecutado por Carlos Andrés Pérez, quien se subordinó a las medidas neoliberales impuestas a rajatabla por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El FMI obligó al Gobierno nacional, a cambio de «préstamos» a la República, por 4.500 millones de dólares en tres años, al aumento de pasajes, la liberación de precios de productos de primera necesidad, la privatización arbitraria de empresas del Estado, el congelamiento de sueldos y salarios y recortes de todos los «gastos» o presupuestos destinados al área social, así como un progresivo aumento de la deuda externa del país.
Pese a que fue saldada con una masacre de los gobiernos de la derecha durante la llamada cuarta república, Venezuela dio así la primera rebelión mundial contra los paquetes neoliberales del FMI.
La explosión social y la masacre consecuente, se produjeron cuando en Venezuela se creía erróneamente que existía la democracia más sólida de la región. Aunque su economía sí era boyante, sin bloqueo financiero ni persecución imperial, puesto que los gobiernos de EE. UU. manifestaban ser “amigos” incondicionales de los venezolanos y venezolanas.
“Una rebelión de millones, se llamó el Caracazo pero fue el venezolanazo, millones de rebeldes en las calles diciendo ¡ya basta! de dos siglos de traiciones, saqueos, represión de la cuarta república, negándole los derechos sociales al pueblo invisible y aplastado, que solo era buscado cada 5 años para lograr su voto”, ha explicado el presidente Maduro en cada oportunidad para conmemorar estas fechas.
Análisis y evaluaciones
Los sucesos que conmovieron a Venezuela en los días finales de febrero de 1989 tuvieron un impacto tan contundente en la sociedad venezolana, que fueron objeto de diversos análisis por muchas instituciones u organismos desde el mismo mes de marzo de aquel año y a lo largo del tiempo, con publicaciones literarias y bibliográficas diversas.
El legendario periodista Eaerle Herrera, escribió un libro sobre este tema, «Ficción y Realidad en el Caracazo», de Monte Ávila Editores, donde narra cómo fue la realidad que se vivió aquel 27 de febrero de 1989.
Tal como se resume en la sinopsis, esta obra retrata a un pueblo al cual se le violentaron sus derechos humanos durante décadas por supuestos gobiernos democráticos, y cuya vivencia quedó registrada de forma violenta. La «Comunidad internacional» fue testigo de esta violación sistemática de los DD. HH. sin que hiciera absolutamente nada. Las víctimas de la represión brutal y salvaje del Estado puntofijista impactó a periodistas, intelectuales e investigadores, y es precisamente allí donde el autor se propuso a estudiar ese intercambio de conocimientos y experiencias sobre aquella situación histórica de ensañamiento contra el pueblo venezolano.
Otro trabajo fue recogido por la Revista Tierra Firme, con El Caracazo, con participación de diversas personalidades, y cuya segunda edición impresa y primera digital de la colección Febrero y Abriles, fue realizada por la Fundación Editorial El perro y la Rana en el año 2022.
El prólogo fue escrito precisamente por el presidente Maduro, quien afirmó: “Nuestra historia, aunque reciente, ha producido un abundante y prolífico material para su lectura y estudio. Esta colección es una muestra del trabajo de historiadores, cronistas y escritores para que viejas y nuevas generaciones asistan a la memoria de las luchas del pueblo”.
El libro, es un conjunto de artículos que presenta un panorama de la realidad política y social del momento. El valor de esta selección se encuentra en la diversidad de enfoques, corrientes y recursos lingüísticos, interpretativos y narrativos con los que se analizan aquellos días.
En la solapa del libro, a modo de conclusión, los editores confirman que “El Caracazo fue un episodio político donde muchos de estos autores aseguran que hubo una ruptura en la historia venezolana, fue un hecho donde el Bravo Pueblo bolivariano, con o sin conciencia –como lo quiera catalogar la crítica intelectual– se rebeló ante un sistema político corrupto y decadente, un sistema que se empecinaba en explotar hasta la última gota de sangre de nuestro pueblo para enriquecer a las oligarquías nacionales, los imperios extranjeros y las transnacionales”.
“Era el principio del combate de toda una nación en contra del capitalismo, en ese momento disfrazado y presentado al país como un proyecto de progreso denominado “neoliberalismo”, reza la última frase.
Cambios notables a favor de la población
Por su parte, un trabajo del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, (Mppre), ratifica que El Caracazo marcó el antes y el después de la historia en Venezuela.
Fue la primera rebelión popular contra el Fondo Monetario Internacional, que nació en Guarenas, estado Miranda y Caracas aquel 27 de febrero de 1989; se llamó entonces “El Caracazo”.
Dos resultados surgieron de aquella rebelión popular; “el primero, una masacre sin precedentes en la historia de la República y el segundo, el cambio de paradigmas que se impulsó desde la conciencia social para cambiar el sistema de la democracia representativa”.
Era el grito que sacudía a la nación contra la miseria, el hambre y la pobreza creada por la receta del neoliberalismo que implosionó con el aumento de la gasolina. Los protagonistas: un pueblo que encendía la chispa de su propia liberación, que fue respondida por una ráfaga de balas ordenadas por el presidente de entonces, Carlos Andrés Pérez.
“El pueblo elevó su moral y sus ideas, y con la esperanza de una Venezuela mejor, acompañó al Comandante Eterno Hugo Chávez para construir el Socialismo del Siglo XXI, con la Revolución Bolivariana, con todas las garantías que hoy han transformado nuestra realidad para poner en el centro al ser humano, vencer al hegemón norteamericano y construir el mundo multicéntrico y pluripolar”, explican en la publicación.
La chispa que encendió la Revolución
En 2011, el Comandante Hugo Chávez Frías aseguró que «El Caracazo fue la chispa que encendió el motor de la Revolución Bolivariana».
Desde una alocución, el entonces jefe de Estado dijo que la burguesía “no debe olvidar que una de las causas de El Caracazo fue el incremento de la pobreza (…) producto del neoliberalismo que anda aspirando volver a Venezuela”.
“Esa rebelión de la juventud militar ante la tragedia que vivió el pueblo desde entonces nada ni nadie hubiese podido detenerla, sólo que hay que decir que el 27 de febrero aceleró, fue un disparador, un catalizador, la rebelión del pueblo nos impulsó aun más a los militares patriotas y el 4 de febrero del 92, tres años después nosotros salimos fue a responderle al pueblo mártir del 27 de febrero de 1989”, agregó.
“Ahora ¿saben una cosa? Esa Patria nueva ya no es tanto de nosotros los que ya vamos con el sol a media cuesta, esa Patria es para ustedes juventud heroica, juventud buena, juventud bonita, cuidemos la Patria para que más nunca caiga en manos de quienes la violaron, la mancillaron, la entregaron y la redujeron a ceniza. Hoy la Patria renació de las cenizas, y más nunca morirá”.
Epílogo:
El Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información editó hace unos años, un libro con la Cronología de una implosión: La década final de la Cuarta república.
En sus páginas se muestra la historia del descenso de un sistema político que comenzó a desplomarse a partir de “El Caracazo” y que, tras una profunda crisis de gobernabilidad que incluyó dos rebeliones cívico-militares, fue definitivamente sepultado cuando el teniente coronel Hugo Chávez juró como Presidente de la República sobre la “moribunda” Constitución de 1961, recibiendo, curiosamente la banda presidencial precisamente de manos de Rafael Caldera.
Esta implosión histórica se produjo durante una época en la que Venezuela flotaba en petrodólares, y con el hegemón imperial de EE. UU. demostrando su apoyo a la represión estatal contra el pueblo venezolano, sin que realizara bloqueos económicos ni persecución financiera a los recursos del país, y sin atreverse al ridículo de reconocer «presidentes interinos» autojuramentados en una plaza para robar a los venezolanos y venezolanas.
Por ello, la Venezuela de hoy recordará está fecha en los años por venir como el final de la injusticia, la desidia y el fin de la violación de los derechos humanos.
Hoy los hombres, mujeres y niños de Venezuela cuentan con un sistema político inclusivo, participativo y protagónico, con una carta magna refrendada y aprobada por un pueblo determinado a ser libre, soberano e independiente.
Asimismo los venezolanos y venezolanas cuenta con el liderazgo Bolivariano, en manos del presidente de la República, Nicolás Maduro, quien se ha trazado continuar con el legado del Comandante Hugo Chávez y los mártires que dieron su vida para acabar con los gobiernos serviles a la oligarquía y al imperialismo.
Hoy están garantizados los derechos humanos de todos y todas, a través de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el Sistema de Misiones y Grandes Misiones, el Plan de la Patria y las políticas sociales y económicas emanadas por el Ejecutivo nacional.
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