El último taladro perforador de petróleo en Venezuela dejó de operar en 2020, y la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) atribuía su falta de inversión en los campos a las sanciones impuestas por Estados Unidos, que ahora flexibilizadas, aunque con un bajo impacto, le ha permitido encaminar un plan de perforación, según sus autoridades.
Con la activación en diciembre del taladro PDVEN-778, de la empresa mixta Petromonagas, Pedro Rafael Tellechea, recién designado nuevo presidente de Pdvsa, aseguró que la compañía había dado inicio a la reactivación de las operaciones de perforación en todo el país, calificado como el “logro más importante, obtenido en medio de bloqueos y sanciones”.
En la visita de Tellechea al campo Morichal de la División Carabobo, al sur de Maturín en el oriente venezolano, donde se encuentra el Centro Operativo Petromonagas, se informó también sobre la activación de más de 1.000 pozos productivos, lo que no había sido posible desde hace 1.215 días.
Luis Vásquez, presidente de Petromonagas, con la Corporación Venezolana del Petróleo (CVP) y la petrolera rusa Roszarubezhneft como socios, aseguró que los objetivos alcanzados hasta el momento por la empresa obedecían al esfuerzo de los trabajadores, que con recursos propios lograron mantener la producción de la industria petrolera.
La también paralización de los taladros de recuperación en los pozos hace tres años se había dado de forma paulatina, tras una medida tomada por las empresas de servicios proveedoras de estos equipos para su uso, con el descenso de la inversión de Pdvsa en los campos, lo que se tradujo en una dramática caída ubicando la producción en 362 mil bpd.
Pdvsa experimentó una inesperada recuperación desde finales de 2021, que luego se vio estancada para el segundo semestre del año pasado y espera arrojar nuevos avances en la producción con la licencia ampliada para Chevron Corp., aunque ello no represente beneficios en sus ganancias.
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