Sindicatos de Venezuela lamentaron este miércoles, en una comunicación dirigida a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la falta de respuesta por parte del régimen de Nicolás Maduro a la exigencia de un aumento del salario mínimo -actualmente de unos 5,7 dólares al mes, a la tasa de cambio oficial- e instaron al Ejecutivo a decretar un “ingreso de emergencia”.
En el escrito, la Confederación General de Trabajadores (CGT), la Alianza Sindical Independiente (ASI) y la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) aseguraron que, pese a sus insistencias, la dictadura chavista “no ha propuesto” montos ni fecha de un aumento salarial durante el foro de diálogo social entre el Estado, empleadores y sindicatos, instalado el lunes con el apoyo de la OIT.
“Lamentamos que se haya perdido una ocasión de mejorar el paupérrimo salario mínimo que recibe la mayoría de los trabajadores”, dijeron en la comunicación, dirigida a la directora del Departamento de Normas Internacionales del Trabajo, Corinne Vargha, y al director de la Oficina de la OIT para los Países Andinos, Ítalo Cardona.
A juicio de las centrales sindicales, es “imprescindible avanzar en la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores”, ya que con “salarios de hambre no es posible ni la recuperación económica ni la paz social”.
Por esta razón, aseguraron que se requiere un “ingreso de emergencia que atenúe, aunque sea parcialmente, el hambre que está sufriendo” la clase trabajadora.
El pasado lunes, se instaló en el estado Nueva Esparta (noreste) la tercera sesión presencial de este diálogo social que acompaña la OIT y que fue instalado en abril de 2022 para revisar los avances en el cumplimiento de varios convenios relativos al establecimiento del salario mínimo, a la libertad sindical y a la consulta tripartita.
Miles de trabajadores públicos han llevado a cabo múltiples protestas en lo que va de 2023 para exigir un salario que se equipare a la canasta básica de alimentos, que alcanzó en diciembre los 485,06 dólares para una familia de cinco personas, según estimaciones independientes.
Esta semana la oposición venezolana pidió a la OIT escuchar los reclamos de los trabajadores venezolanos de “salario digno” y liberación de líderes sindicales detenidos.
“Exhortamos a la OIT a escuchar y entablar un diálogo sano con todos los representantes gremiales y sindicales que forman la clase trabajadora venezolana, para así lograr un acuerdo que permita la recuperación de la calidad de vida”, dijo el lunes pasado un grupo de ex diputados opositores en un comunicado.
Recordaron que los trabajadores activos y jubilados del país se mantienen en protesta desde hace tres semanas para reclamar el aumento del salario mínimo: “Los docentes y cualquier trabajador del sector público no devengan un salario mayor a los seis o siete dólares mensuales, cifra que no cubre ni 5% de la canasta básica alimentaria”.
En abril pasado, el régimen chavista, empleadores y sindicatos instalaron, con el apoyo técnico de una comisión de alto nivel de la OIT, mesas de diálogo social para revisar los avances en el cumplimiento de varios convenios relativos al establecimiento del salario mínimo, a la libertad sindical y a la consulta tripartita.
Pese a esas mesas de diálogo, el lunes pasado cientos de trabajadores públicos de Venezuela volvieron a movilizarse por tercera semana para exigir aumentos salariales.
Los empleados, la mayoría del sector educativo, salieron a las calles de Caracas y de, al menos, 10 de los 23 estados, según medios locales y usuarios en las redes sociales.
Con pancartas con frases como “Sueldo mínimo a (el presidente Nicolás) Maduro para que sepa lo que es duro”, los trabajadores exigieron un salario que se equipare al costo de la canasta básica de alimentos.
En Venezuela, el salario mínimo, así como la pensión que reciben más de cuatro millones de adultos mayores, ambos de 130 bolívares mensuales, equivalen a unos 5,9 dólares, cuando un kilo de carne de res lo venden en carnicerías y supermercados entre 8 y 10 dólares.
La última vez que el Ejecutivo aumentó estos ingresos fue en marzo pasado, cuando equivalían a casi 30 dólares, un monto que desde entonces se ha reducido como consecuencia de la devaluación del bolívar frente a la divisa.
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