La aceleración digital, la conectividad y el entrelazamiento cada vez mayor de las tecnologías de información y el software con el funcionamiento crítico e indispensable de las sociedades coloca a los ciberataques como uno de los riesgos globales potenciales, que de no atenderse podría encaminar al mundo hacia una crisis severa en la próxima década.
Según la reciente Encuesta de Percepción de Riesgos Globales 2023 del Foro Económico Mundial si bien el cibercrimen y la ciberinseguridad han estado presentes desde 2018 como serias preocupaciones, este año destacan mayormente por la dependencia digital de los servicios indispensables para la vida humana.
Incluso, refiere el riesgo de una “policrisis” en 2030, que es alertada en la citada encuesta, como una reacción en cadena que impacta a los 10 Riesgos Globales potenciales, considerando la interconexión entre todos, por lo que “es imperante hacer un frente común para asumir una postura de resiliencia digital, para contener activamente los ciberataques de actores maliciosos en cualquier de los sectores productivos e indispensables para el desarrollo de cada país”.
En la lista de los 10 riesgos que el informe recopila como potenciales riesgos a corto plazo (2 años) y mediano plazo (10 años) están en el número 8 el cibercrimen y la ciberinseguridad, que se mantienen como una preocupación hasta 2033, por tres razones principales: Una, la aceleración digital de infraestructura crítica; dos, la recopilación de datos personales mediante Inteligencia Artificial; y tres, los crecientes y sofisticados ciberataques.
“El uso de la tecnología tiene grandes beneficios de productividad y competitividad para el cumplimiento de objetivos como país, pero, asimismo, es el escenario de riesgo que, a diario, está expuesto para ser desestabilizado si no se cuenta con una postura de ciberseguridad progresiva, basada en la aparición de nuevas amenazas y la evolución imparable de los ciberataques”, explicó especialista en Ciberseguridad e Identidad Digital.
Esto debe ser considerado tanto a nivel global como particular, ya que no solo los recursos y los servicios indispensables para el funcionamiento de una sociedad son dependientes, también lo son las actividades personales, que nos ubican en un estado de vulnerabilidad, ante la falta de protección de nuestros datos personales que a diario circulan en la red.
“Si bien a nivel general, los sectores de mayor riesgo y, por ende, donde se debe centrar la estrategia de ciberseguridad son la agricultura, el agua, los sistemas financieros, el transporte, la energía y la infraestructura de comunicación, igualmente, el ámbito personal no se puede descuidar, y es que el nuevo perímetro de seguridad es el usuario quién con sus múltiples dispositivos accede a servicios en línea, y por ello es esencial que adopte una higiene personal de ciberseguridad para evitar, en la medida de lo posible, el mal uso de sus datos e información así como ser la puerta de entrada para ataques más sofisticados y dirigidos a empresas y dependencias públicas”, subrayó.
Y es que, actualmente, estamos cada vez más expuestos al mal uso de datos personales por parte del sector público y privado, por lo que “es fundamental asumir un papel de responsabilidad dentro del ecosistema digital como individuos dueños de la información e impulsar, desde el ámbito de nuestra competencia, la materialización de políticas y procedimientos de ciberseguridad en todas las áreas de acción diaria, y buscar el acercamiento con expertos en la materia para obtener la asesoría necesaria”, finalizó.
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