Por qué el 83% de las ventas de Chevron irán al bolsillo del gobierno chavista

EEUU anunció la licencia general número 41 donde se autoriza a Chevron realizar operaciones de producción de petróleo o sus derivados en la nación sudamericana.

Coincidiendo con el reinicio de la negociación entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana y la firma de un Acuerdo Social que permitirá utilizar -a través de Naciones Unidas- un fondo de aproximadamente 3.000 millones de dólares para atender la emergencia humanitaria compleja en Venezuela, el Departamento del Tesoro estadounidense anunció la licencia general número 41 de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) donde se autoriza a Chevron para realizar operaciones de producción de petróleo o sus derivados en Venezuela.

En esta licencia se autoriza la venta de crudo en Estados Unidos, así como el mantenimiento y reparación de sus instalaciones en el territorio venezolano. La licencia permite adicionalmente a Chevron comprar insumos y bienes que faciliten su operación en Venezuela (tales como crudo, diluyentes, condensados y derivados del gas natural). No obstante, la licencia que limita las operaciones en Venezuela de Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes y Weatherford, en la que antes estaba incluida Chevron, fue prorrogada hasta el 26 de mayo de 2023. A pesar de que la licencia no cumplió con las expectativas del régimen venezolano, algunos economistas han rechazado la tesis que sugiere que el gobierno de Maduro no recibirá contraprestaciones económicas.

Según el economista y profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Denver, Francisco Rodríguez “es falso” que Maduro no recibirá ingresos por la venta de petróleo venezolano por parte de Chevron, luego de que EEUU amplió la licencia que le permite extraer crudo y venderlo. Desde su perspectiva el gobierno venezolano seguiría obteniendo 83% de todas las ventas “con la diferencia de que está aplicando gran parte de esos ingresos a reducir sus pasivos en lugar de aumentar sus activos”. Rodríguez sostiene que la disposición de la Licencia General41 que prohíbe el pago de cualquier impuesto y regalías al gobierno de Venezuela no tiene sentido. “Chevron no paga impuestos ni regalías al gobierno venezolano porque no produce petróleo en Venezuela. Son las empresas conjuntas en las que Chevron es un socio minoritario las que producen el petróleo. Estas pagan impuestos y regalías al gobierno de Venezuela y dividendos a PDVSA”.

Aunque el debate sobre los beneficios al gobierno de Maduro aún no se ha aclarado, los analistas de la firma CarpeDiem sostienen que licencia “supone la flexibilización de un veto contra la industria petrolera venezolana que había establecido en 2019 el entonces presidente de EEUU Donald Trump con el objeto de forzar una transición política en Venezuela, y que había puesto a Chevron (la única operadora norteamericana que aún queda en Venezuela) en una complicada situación operativa y financiera”.

En su más reciente informe de coyuntura la firma explica: “Aunque la licencia constituye un primer paso en la flexibilización de las sanciones petroleras, la misma dispone de una serie de restricciones sobre las cuales se genera cierta polémica interpretativa:(a) La producción de los campos donde opera Chevron en asociación con PDVSA iría exclusivamente al mercado norteamericano.(b) La licencia es por un período de 6 meses, renovable cada mes.(c) Chevron no puede establecer transacciones con entidades bajo el control de la Federación Rusa(d) Chevron no tiene autorización para expandir sus negocios e inversiones hacia nuevas asociaciones estratégicas en Venezuela.(e) Chevron no está autorizada para pagar dividendos a PDVSA o a cualquier entidad donde PDVSA tenga control accionario.(f) Chevron tampoco está autorizada para pagar impuestos o regalías al gobierno de Venezuela. Aclara la firma que Chevron “tiene entre 30% y 40% de las acciones en las 4 empresas mixtas que opera junto a PDVSA en Venezuela: Petropiar, en la faja del Orinoco, de la que tiene un 30% de participación; Petro boscan, en el campo de crudo de Boscán, de la que tiene 39,2%; Petro independiente, en el lago de Maracaibo, de la que tienen un 25,2%, y Petro independencia, también en la faja del Orinoco, de la que tienen un 34%”.

En conjunto, se estima que las operaciones de Chevron hoy día en Venezuela resultan en una producción de escasamente 50.000 barriles diarios. Para la firma, la licencia es «una buena noticia «para las refinerías de la costa del Golfo de México, adaptadas al petróleo pesado y extrapesado venezolano. También para algunas de estas asociaciones, especializadas en crudo sintético exportable y apto para las refinerías norteamericanas (como el crudo Hamaca). Vale señalar que Petropiar llegó a producir hasta 210.000 barriles por día (bpd) de crudo sintético exportable a partir del petróleo pesado de la Faja del Orinoco”.

Un pozo de petróleo en un campo de extracción.

Un pozo de petróleo en un campo de extracción.

PEXELS

Según el análisis de Coyuntura de la firma “en términos de ingresos externos, la entrada al mercado norteamericano supone grandes beneficios, pues el crudo venezolano dejaría de venderse con los enormes descuentos con que se comercializa hoy día (que pueden llegar hasta los US$/bl40 como consecuencia de las sanciones). Si en el curso de un año la producción promedio adicional se ubica en 100.000 b/d (con un tope al final de 2023 de150.000 b/d), los ingresos externos adicionales de estos proyectos podrían llegar a los 2.600 millones de dólares”. La opinión de los analistas de CarpeDiem difiere de la posición de Francisco Rodríguez. Para la firma “la Licencia 41 puede interpretarse como que las asociaciones en las que Chevron está involucrada no pagarían impuestos ni regalías. Tampoco distribuirán dividendos a PDVSA. El gobierno de Maduro y PDVSA, en este escenario, no estarían en capacidad de recibir ingresos. Este es el escenario más probable pues es uno que atiende a las presiones de los legisladores republicanos de no darle respiro financiero alguno a Maduro”.

No obstante, reconocen que otra interpretación que podemos hacer «es suponer que las empresas mixtas, por estar constituidas en Venezuela, seguirán pagando sus obligaciones al fisco (regalías e impuestos), en tanto los socios recibirán los dividendos que les corresponde como accionistas. Así que, en términos financieros no habría muchos cambios (…) Sin embargo, donde parece haber menos discrepancia es en que los acuerdos bilaterales (entre Chevron y PDVSA) les permitirían a Chevron tener en la práctica el control de la operación en los proyectos y el control de las ventas. Una realidad no muy distinta a la vista hasta ahora en las empresas mixtas”.

Por otra parte, el periodista especializado en temas económicos Andrés Rojas sostiene: «Hay que decir que si habrá una entrada de dinero directamente para PDVSA. Fuentes cercanas a la negociación indican que el 35%de lo que se exporte será para pagar la deuda con Chevron y el resto se repartiría entre PDVSA y Chevron, en términos de bolívares. Hay una triangulación y le entraría recursos al gobierno de Maduro. Chevron, por su parte, podría incrementar su producción de petróleo. (…) Con este acuerdo, Maduro obtendría unos dólares adicionales y Venezuela regresaría al mercado americano, lo que es una señal de que el país podría reinsertarse en el espacio comercial”.

Sin embargo, Francisco Monaldi, director del Latin American Energy Program, analiza la licencia desde otra perspectiva. «Estaba básicamente preacordado una especie de zanahoria o incentivo para que Maduro se volviera a sentar a la mesa y firmara este acuerdo humanitario y empezará una serie de negociaciones, para que EEUU diera esta nueva licencia a Chevron -explicó Monaldi- esto se debe entender como parte de un proceso gradual de relajamiento de sanciones. Uno de los incentivos para Maduro en el corto plazo es el reconocimiento que EEUU le da” Para Monaldi, “Maduro quiere que se le señale al mundo que Venezuela está abierta de nuevo a la inversión petrolera, ese es un objetivo que llevan tiempo teniendo y no han logrado, y en segundo lugar, le importa la caja, que si no la genera eventualmente, deja de ser atractivo.(…) Con esto se da un paso hacia normalizar la relación de facto con Maduro, no cabe duda, porque es el hombre que va a poder controlar y decir si los cargamentos salen o no salen del país».

Esperan más acuerdos Carlos Fernández, presidente de Fedecámaras, aspira a que detrás de la licencia de Chevron “venga algo similar para otras empresas socias de PDVSA en los convenios operativos». Esto también va a depender del acuerdo político, la reinstitucionalización. Aquí hay un mensaje claro de que tienen que sentarse en la mesa y se tienen que cumplirlos acuerdos y profundizar, porque la solución económica viene de la implantación de un modelo distinto, el cual implica la inversión privada que vendrá en la medida en que vea una institucionalidad suficiente, instituciones independientes que generen confianza para invertir en este mercado». Aunque la mayoría de los economistas y empresarios en Venezuela valoran positivamente la Licencia 41, desde distintas esferas políticas se advierte al presidente Joe Biden del riesgo de que Maduro incumpla los acuerdos. No obstante, el canciller de la Unión Europea, Josep Borrell, reiteró que el bloque está dispuesto a revisar las sanciones que aplica a Venezuela, tras asegurar que las mismas se “acomodarán” a los avances que produzca el diálogo entre régimen y oposición en Ciudad de México.

Asimismo, Borrel señaló la voluntad de la UE de “explorar formas de cooperación con el pueblo venezolano”. Otro crítico de la Licencia41 es el abogado constitucionalista José Ignacio Hernández, quien se desempeñó como Procurador del Gobierno Interino de Juan Guaidó durante dos años, quien cuestionó la constitucionalidad de los acuerdos que suscribió Chevron con el gobierno de Maduro. Una posición que no comparte el economista Luis Oliveros: «Es positivo (y necesario) el reinicio del diálogo entre gobierno y oposición, al igual que la flexibilización de las sanciones. Siempre habrá quien no quiera que eso ocurra, son los dolientes del status quo, la mayoría de los supuestos radicales (luchando desde el sofá)». Por otra parte, el analista Michael Penfold sentenció:»¿Qué hace probable la negociación? No es ni la correlación ni las preferencias del chavismo ni la oposición. Permanecen antagónicas. Cambió que EEUU ve las sanciones como incentivos y no como castigos perpetuos en un contexto energético y latinoamericano diferente. Europa también».

notiveraz

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