Colombia establecerá mecanismos contra el contrabando en la frontera venezolana

Mientras asa una punta de res en una venta de comida rápida, Roberto Barbín, chef parrillero en la frontera de San Antonio del Táchira, recuerda que su vida, la de su familia y la de sus compañeros del gremio de transporte de carga pesada internacional, cambió por completo a partir de 2015 con el cierre arbitrario y unilateral por parte del gobierno chavista de los puentes internacionales que unen a Venezuela con Colombia. Miles de personas perdieron sus empleos.

Barbín, como más de seis millones de venezolanos, se vio obligado a emigrar y a vender sus camiones de carga pesada, que durante años fueron el sustento de su hogar, pero en febrero de 2019 cuando hubo el intento del ingreso de la ayuda humanitaria, se paralizó toda la actividad comercial con Colombia, y al quedarse sin ingresos, decidió migrar con parte de su familia a Argentina, con el fin de comenzar una nueva vida.

Sin embargo, estando allá lamentablemente falleció su madre que había quedado en Venezuela, sumado a la crisis económica que empezaba a registrarse en Argentina, nuevamente regresó a Venezuela con la esperanza de emprender con una venta de comida, aplicando todas las técnicas aprendidas en el país sudamericano, relacionadas con el asado de carnes.

“Tocó reinventarnos por la situación país y cierre de la frontera”, dijo Barbín. Asegura que ama la cocina, por lo que vio en ella la oportunidad de convertirla en una fuente de ingresos, aunque no obtenga las mismas ganancias que le generaba el transporte de cargas.

Como todos los habitantes de la frontera colombo-venezolana, Roberto Barbín anhela que los pasos formales vuelvan a abrirse para que se reactive la economía y la calidad de vida en los municipios fronterizos de Táchira, donde la industria y los comercios continúan paralizados en más de un 80 %.

De restablecerse las relaciones bilaterales entre Venezuela y Colombia, no descarta volver al gremio de transporte de carga pesada y unirse a sus amigos de siempre.

Este tachirense espera que su restaurante se llene de nuevos comensales y así también generar más empleos desde su emprendimiento.

Restablecer relaciones

Barbín solo es un ejemplo de los perjuicios que ha causado el cierre de frontera a miles familias venezolanas y colombianas, tal como lo reconoció el nuevo ministro de Transporte de Colombia, Guillermo Reyes, durante su recorrido en la inspección del puente internacional Tienditas, desde donde manifestó que “uno puede tener confrontaciones políticas, pero uno no puede afectar a los ciudadanos, a las personas”.

“Aquí hemos hecho daño a los venezolanos y a los colombianos. Toda la migración, toda la pobreza, toda la situación de aislamiento (…) Creo que se ha hecho un gran daño, sin duda alguna. Hemos llegado en este gobierno del presidente Petro a restablecer las relaciones, a devolver la hermandad que a lo largo de la historia ha existido”, enfatizó el alto funcionario colombiano.

“Todos están ansiosos (los transportistas) que sus mulas (transporte de carga pesada) puedan empezar a cruzar la frontera. Las trochas se volvieron la única forma de acceder, y tiene que haber una política de regulación de control migratorio, y ambos países trabajaremos en eso”, aseguró Reyes como mecanismo para lograr combatir el contrabando que se ha institucionalizado en la frontera, principalmente del lado venezolano.

Acabar con el contrabando

Por otra parte, Víctor Bautista, secretario de Frontera de la gobernación de Norte de Santander, Colombia, apuesta a que se debe pasar “de la desintegración, a la integración”. Considera necesario pasar de las voluntades a planes concretos, que se deben lograr con indicadores de seguridad. “Yo insisto en que hay que luchar contra la ilegalidad de las trochas”.

Bautista señaló que “el contrabando de extracción, nunca puede ser un comercio mixto. Yo creo que ahí en ese tema esperamos que los ministerios y los actores regionales seamos capaces de hablar con la sinceridad de lo que es un comercio legal, por canales formales y por la necesidad de sustituir lo que los actores ilegales aprovecharon”.

Acotó que las políticas de cierre de frontera lo único que provocan es mayor ilegalidad y mayores dificultades. “Yo creo que no hay que escavar mucho en el pasado, hay que sacar la lección de que la política de cooperación es más efectiva para el desarrollo y la integración”.

Para Bautista, la integración “es la vía a la que en este momento tenemos que recurrir, y estos 2 millones 600 mil habitantes de frontera (entre Táchira y Norte de Santander) son quienes la conocen más que nadie”.

“La institucionalidad tiene que cumplir con sus tareas y la lucha contra la ilegalidad, pues es un mensaje claro que también tenemos que tener aquí en esta zona”, dijo Bautista a la espera de que las relaciones se restablezcan en las próximas semanas entre el gobierno de Gustavo Petro con sus homólogos venezolanos.

Notiveraz

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