No muchos en Venezuela han escuchado su nombre, pero quienes lo conocen no les gusta hablar de él abiertamente. Se trata de Pedro Luis Martín Olivares, un ex agente de inteligencia que es acusado por sus víctimas de operar por años una red de secuestros y extorsión.
Despachando desde una lujosa suite en Caracas, ahora opera, según creen las autoridades, uno de los principales brazos del Cartel de Los Soles, en sociedad con altos funcionarios del gobierno venezolano. Las autoridades de Estados Unidos tienen rato siguiendo sus pasos.
El 24 de abril del 2015, fue acusado formalmente por la Fiscalía Federal del Distrito Sur de Florida de intentar importar cocaína a Estados Unidos. Luego, el Departamento de Justicia ofreció una recompensa de $10 millones por su captura.
El monto es más alto que lo que ofrece Estados Unidos por los hijos del afamado narcotraficante mexicano “El Chapo” Guzmán. El gobierno estadounidense también lo sancionó a él y a sus intereses comerciales, que incluyen una firma de seguridad y de producción avícola
Pero pese a estos cargos, Martín, de 55 años, sigue operando con total tranquilidad desde Venezuela, incluso cuando su familia acumula sustanciales activos en el exterior, aseguran las fuentes consultadas.
Ahora, el Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) y el Miami Herald, en asociación con Armando.info e Infolibre, rastrearon parte de la fortuna de Martín en Barcelona, España, donde sus familiares han adquirido apartamentos de lujo en uno de los distritos más caros de la ciudad. Dos de ellos eran desconocidos para los investigadores españoles que rastrearon los bienes de Martín en el país.
Basándose en documentos judiciales, archivos de investigación, registros de la empresa y de la propiedad y entrevistas, los reporteros también descubrieron nuevos detalles sobre la vida del ex funcionario de inteligencia venezolano.
Martín es uno de más de una docena de funcionarios y empresarios venezolanos cercanos al gobierno socialista de Caracas que enfrentan cargos, o son investigados, en el sur de la Florida por lavado de dinero, corrupción o narcotráfico.
Años de operar sin ningún tipo de controles o de fiscalización les ha permitido a funcionarios corruptos robar miles de millones de dólares de las arcas del Estado y beneficiarse de las operaciones de narcotraficantes aliados que trabajan para, o están asociados con militares de alto rango y funcionarios del régimen.
Los expertos afirman que gran parte de esa riqueza ilícita ha fluido hacia el sur de la Florida, inflando el mercado inmobiliario local.
Ivan Simonovis, un ex comisionado de policía e investigador criminal de Venezuela, dijo que Martín había llegado a acumular “gran poder e hizo mucho daño a muchas personas” a lo largo de los años, aunque su influencia había disminuido recientemente.
De seis personas entrevistadas, solo Simonovis accedió a ser citado por su nombre. Los demás hablaron solo bajo condición de anonimato, por temor a represalias. Los reporteros también intentaron ponerse en contacto con Martín y con miembros de su familia, pero hasta ahora no han estado dispuestos a comentar.
OPERADOR BAJO LAS SOMBRAS
Es muy poco lo que se puede conseguir sobre Martín en los registros públicos, más allá del hecho de que nació en 1967 en Caracas.
Tampoco es mucho lo que aparece registrado por los medios de comunicación. En una rara entrevista con el sitio web de la cadena de televisión panárabe Al-Mayadeen brindada en octubre de 2020, seis días después de que se anunciara la recompensa de $10 millones por su captura, Martín se describió a sí mismo como un “abogado y economista”.
Simonovis, un ex preso político que luego se convirtió en el asesor principal de inteligencia del líder opositor Juan Guaidó, a quien Estados Unidos reconoce como el presidente legítimo de Venezuela, dijo que Martín se involucró en actividades de narcotráfico y lavado de dinero en la década de 1990, años antes de que el presidente socialista Hugo Chávez fuese electo.
Más tarde comenzó a cooperar con las autoridades venezolanas para evitar su enjuiciamiento, ayudando a establecer varias ventas “controladas” de drogas con el conocimiento de las autoridades para capturar a otros traficantes.
Después que Chávez fue electo en 1999, Martín fue designado para la oficina antidrogas de Caracas, aparentemente aprovechando las conexiones que había construido en la fuerza policial, dijo Simonovis.
En 2002, Martín se convirtió en director de inteligencia financiera de la Dirección General Sectorial de Servicios de Inteligencia y Prevención, conocida entonces como DISIP y luego rebautizada como Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, o SEBIN.
Múltiples fuentes, incluyendo a Simonovis, dijeron que fue durante su actuación dentro de la DISIP que Martín comenzó a administrar una “oficina paralela” en el Centro Lido, un centro comercial en Caracas.
Él y sus asociados utilizaron informantes e intercepciones telefónicas para obtener información comprometedora sobre figuras ricas o poderosas que luego era utilizada para montar expedientes penales que eran utilizados para extorsionar a sus víctimas. Les exigían dinero, explicó una de las fuentes, para enterrar la información y detener así el acoso.
Un venezolano rico que pasó años en la cárcel dijo que Martín también solía visitar la prisión y ofrecer “favores”, como acceso a la azotea, a computadoras o a cursos de educación a distancia, a cambio de pagos.
Con el tiempo, el poder de Martín creció. Otra de las fuentes consultadas dijo que las conexiones del agente de la DISIP con altos funcionarios lo colocaba en posición de mediar por personas que habían entrado en problemas con el régimen, a cambio de dinero.
Pero parece que se le pasó la mano en un momento dado cuando Martín intentó chantajear a figuras dentro de la estructura de poder de Chávez. “Esa fue la gota que colmó el vaso”, dijo Simonovis. Un ex oficial militar y una persona que conocía a la familia de Martín confirmaron la versión de Simonovis y dijeron que Martín fue destituido de su cargo después de intentar extorsionar a alguien cercano a Chávez.
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