Leandro Rodríguez Linárez destaca que la violencia política es un arma consuetudinaria a la que recurre el chavismo: Casos de inhabilitaciones, detenciones, despojo de competencias y negación de recursos a líderes y gobernantes vinculados con la opositora Plataforma Unitaria..
Las agresiones contra Juan Guaidó y su equipo en semanas consecutivas por militantes del chavismo son un “mensaje” del gobierno de Nicolás Maduro para el líder opositor venezolano, el resto de sus partidos aliados e incluso la comunidad internacional, opinan los analistas.
El sábado pasado, un grupo de simpatizantes del gobierno de Maduro atacó brutalmente e insultó a Guaidó y parte de sus colaboradores en el estado Cojedes, a 300 kilómetros de Caracas, luego de encabezar un acto político,
Los atacantes lo golpearon, empujaron y le rompieron la camiseta en un vivero donde estaba reunido con parte de su equipo de trabajo. Una semana antes, otros activistas chavistas lanzaron sillas, insultaron y apalearon a dirigentes del partido Voluntad Popular, en un acto donde participaría Guaidó en Maracaibo, en el occidente de Venezuela, a 700 kilómetros de la capital del país.
Los ataques generaron una ola de condenas por parte de gobiernos de América y Europa, entre ellos del mismo secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y de la oficina para asuntos extranjeros de la Unión Europea.
Esos hechos violentos no han sido comunes en los últimos meses en Venezuela, si bien la oposición ha disminuido la frecuencia de sus convocatorias de calle, mientras acusa al oficialismo de persistir en prácticas represivas y autoritarias.
“La agresión política ha estado (activa) contra muchos líderes de la oposición. Lo novedoso es que se toca a Guaidó”, opinó en conversación con la Voz de América el profesor de sociología de la Universidad Central de Venezuela y director del Observatorio Venezolano de Violencia, Roberto Briceño-León.
El especialista considera que el gobierno madurista busca “forzar un poquito una barra que no se ha atrevido a tocar en los últimos años”, que es atacar directamente a Guaidó, a quien 50 gobiernos reconocen como presidente encargado de Venezuela por la “usurpación” del cargo por parte de Maduro.
Briceño-León explica que la violencia política es el uso o amenaza de uso de la fuerza. Considera que ese fenómeno es de vieja data y se remonta a los inicios del propio chavismo, con el teniente coronel Hugo Chávez liderando un intento de golpe de Estado en contra del presidente Carlos Andrés Pérez, en 1992.
Seis años más tarde, Chávez ganó la presidencia con un discurso que prometía “hervir en aceite” a los gobernantes de entonces, prometiendo una revolución “pacífica, pero armada” y vociferando “patria, socialismo o muerte”, recuerda.
Según el experto, el oficialismo envía con sus ataques recientes un mensaje a la comunidad internacional, puntualmente a la alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michele Bachelet, y al fiscal de la Corte Penal Internacional Karim Khan, quien investiga a Venezuela por presuntos crímenes de lesa humanidad.
“El mensaje es: ‘me importa un pito lo que digas y hagas’. Otra lectura más fina es que son las diferencias a lo interno del propio chavismo (lo que provocó los ataques a Guaidó), donde hay sectores que quieren buscar la manera de llegar a acuerdos, y otros que no, por sus posturas radicales, o que no se ven a sí mismos en los acuerdos” y pueden pensar que pueden quedar fuera de ellos, dijo Briceño-León.
Maduro, sin el carisma ni los recursos petroleros de los 13 años de gobierno de Chávez, a su entender apostó por una mayor violencia política para garantizar la continuidad de su gobierno entre protestas, sanciones y exigencias internas e internacionales de mayor democracia en Venezuela.
“Comparado con hace 20 años, tenemos mucha más violencia en el país”, dice.
¿Provocación o ataque?
Voceros del gobierno de Maduro no se han pronunciado oficialmente sobre los episodios violentos contra Guaidó. Diosdado Cabello, primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, acusó esta semana al líder opositor de “provocar al pueblo en la calle” tanto en Cojedes como en Zulia, sin embargo.
“Fue a provocar al pueblo en la calle y el pueblo le respondió. Claro, ahí comenzó la pelea entre ellos, ahí se ve clarito que fue entre ellos (opositores), lanzaron unas sillas (…) lo que sí es cierto es que quien siembra vientos, no va a pensar que va a recoger piña, lo va a recoger es tempestades”, aseguró Cabello, considerado como el segundo hombre fuerte del chavismo, tras Maduro.
El gobierno de Maduro demuestra con sus ataques a Guaidó que “arreciará la violencia política” de cara a las elecciones presidenciales de 2024, advierte el politólogo venezolano Leandro Rodríguez Linárez.
“La violencia política es un arma consuetudinaria a la que recurre el régimen chavista”, comenta el experto a la VOA, mientras repasa casos de inhabilitaciones, detenciones, despojo de competencias y negación de recursos a líderes y gobernantes vinculados con la opositora Plataforma Unitaria.
La oposición insiste en que urge negociar mejores condiciones y garantías electorales para esas votaciones, que pudieran legitimar o no el cargo político más importante de un país sumido en una crisis institucional desde 2019.
Algunos analistas consideran que Guaidó es el virtual precandidato de Voluntad Popular y otros partidos aliados para las primarias opositoras de 2023, donde la Plataforma Unitaria espera elegir a su candidato para las presidenciales.
Otros partidos, como Un Nuevo Tiempo, Acción Democrática y Primero Justicia, también deshojan la margarita de la opinión de sus militancias para elegir a sus respectivos candidatos para esas primarias del próximo año.
Los ataques a Guaidó y su equipo “demuestran que el régimen no cederá ni un milímetro” en su intención de aferrarse al poder, no solo a través de la violencia, sino de la acción de las instituciones que controla, estima Rodríguez Linárez.
“Es un mensaje directo a él y a todo a quien ose candidatearse al margen de la Alianza Democrática”, un grupo de partidos disidentes de la oposición que mantienen conversaciones y acuerdos con el gobierno de Maduro, apunta.
La violencia política en Venezuela “no ha cesado”, sino que se hace más visible cuando afecta a líderes nacionales, como Guaidó. Esta se traduce, añade, en censuras y bloqueos a la libre expresión y a la prensa, la represión de protestas o la negación de derechos políticos, como el referendo revocatorio presidencial.
La “amenaza más directa” contra Guaidó de parte del oficialismo pudiera ser un intento de forzar el exilio del líder opositor en los próximos meses, cree el director del Observatorio Venezolano de Violencia.
“El gobierno está preparando todo para hacerse unas elecciones a su medida, en última instancia muy a la Nicaragua. Puede estar forzando mucho a ver si Guaidó se va del país. Ellos se ‘quitan una piedra del zapato’ y puede causar una mayor desesperanza en la oposición”, diagnostica Briceño-León.
El aumento de la violencia política en las vísperas de votaciones internas y las presidenciales de 2024 dependerá del nivel de desaprobación del gobierno de Maduro y del “nivel de calle” de sus detractores, pronosticó el especialista.
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