Familiares de Rosmary del Carmen Bellorín Cedeño, de 31 años de edad, pidieron que se hiciera justicia ante lo que consideran fue una mala praxis. La mujer, madre de una adolescente y tres niños, murió durante una intervención quirúrgica a la que se sometió para esterilizarse.
El hecho ocurrió en el Centro de Diagnóstico Integral (CDI) Los Flores de Catia, donde se organizó una jornada para esterilizar a varias mujeres. Rosmary era ama de casa y jefa de calle del consejo comunal de la urbanización Colina Suave, ubicada en el kilómetro 09 de la carretera de El Junquito, donde residía
A través de esta organización vecinal se enteró de la jornada de esterilización que se haría en Caracas y avisó a varias vecinas. Entre ellas a su amiga Maryelis Vega, quien se animó a asistir.
Ambas ingresaron el 7 de mayo. “Una semana antes de irse a hacer la ligadura avisó a toda la familia, tanto acá en Caracas como en Carúpano. Estaba muy contenta porque, por fin, se iba a ligar. Ella era una mujer muy tranquila, cristiana. No sufría de ninguna enfermedad ni era alérgica a ningún medicamento”, fue la descripción que dio Magdeliz Cedeño, sobrina de la fallecida,
La joven contó que al día siguiente de la intervención se enteraron de que había muerto. “Hubo mucha confusión en la casa. Pensamos que era mentira, es que era imposible. Cómo iba a pasar eso”, relató.
Hasta la fecha se desconoce el número de mujeres que fueron seleccionadas para tal procedimiento, pero familiares de Rosmary del Carmen Bellorín aseguran que escogieron a las más sanas. Al parecer, durante la intervención quirúrgica sufrió una convulsión que le causó la muerte.
La amiga de Bellorín Cedeño, Maryelis Vega, también sufrió el mismo efecto, por lo que fue recluida en la sala de cuidados intensivos del hospital Miguel Pérez Carreño, donde permaneció varios días en coma, pero despertó este 13 de mayo.
“Ella está bien, mejorando, pero nadie le puede hablar. Sufrió una recaída cuando se enteró de que Rosmary murió, pero está estable. Ella dice que solo se acuerda de cuando llegó al CDI, pero de ahí en adelante no sabe lo que pasó”, precisó Magdeliz Cedeño.
Familiares de Rosmary denunciaron que el primer resultado de la autopsia arrojó que falleció debido a complicaciones derivadas del COVID-19, aseveración que desmintieron, ya que antes de operarse, la fallecida se hizo exámenes para descartar el virus.
En otro resultado quedó asentado que la causa de la muerte fue “edema cerebral severo, por shock hipovolémico a determinar”. Sus parientes acudieron a la delegación Propatria del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) para formalizar la denuncia.
A los funcionarios que quedaron a cargo del caso les entregaron récipes, exámenes médicos y la orden de operación. Los familiares aún no tienen el nombre de los médicos a cargo del infructuoso procedimiento, pero efectivos de la policía científica les garantizaron que investigarán.
Rosmary del Carmen Bellorín fue sepultada el 11 de mayo en el cementerio de El Junquito. No alcanzó a cumplir los 32 años, que planeaba celebrar luego de su operación, el jueves 12 de mayo. Sus cuatro hijos fueron separados: la mayor, de 14 años, quedó a cargo de su abuela materna; su hijo de 11 años fue entregado a su padre, y los más pequeños, de 6 y 1, a su papá y última pareja sentimental.
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