¿Administración de Joe Biden retrocede en negociaciones con Maduro?

Divisiones dentro de la administración Biden sobre la conveniencia de seguir adelante con las negociaciones directas con el régimen de Nicolas Maduro se han ampliado desde que una delegación estadounidense se reunió el mes pasado con el gobernante en Caracas, dijeron fuentes estadounidenses y de la oposición venezolana a McClatchy y a el Miami Herald.

El encuentro entre funcionarios estadounidenses y Maduro sostenida en Caracas el 5 de marzo condujo a la liberación de dos ciudadanos estadounidenses que se encontraban en cautiverio en Venezuela y planteó la posibilidad de que Washington relajara las sanciones impuestas al sector petrolero venezolano en medio de la escasez mundial de crudo y de gasolina. Los funcionarios de la administración insisten en que las negociaciones sobre la libertad de dos estadounidenses fueron realizadas aparte de las conversaciones iniciales sobre la posibilidad de liberar las exportaciones del petróleo venezolano. En ese momento, la Casa Blanca dijo que tenía la intención de seguir conversando con el régimen.

Pero fuertes protestas provenientes tanto del bando demócrata como republicano dentro del Congreso en relación a los intentos por alcanzar un entendimiento con Maduro obligó a la Casa Blanca a aplicar los frenos a la iniciativa. La oposición democrática venezolana, debilitada en la medida que Maduro consolida el poder político en Venezuela, criticó los esfuerzos de Washington por conversar directamente con Maduro, calificando la iniciativa como ilusa.

Estados Unidos, junto a casi otros 60 países, reconoce al movimiento liderado por el opositor Juan Guaidó como el gobierno legítimo de Venezuela. Sin embargo, un debate sobre la conveniencia de continuar con las negociaciones con Maduro, y cómo hacerlo de una manera que evite la controversia, ha persistido silenciosamente dentro de la administración, según un funcionario estadounidense que no estaba autorizado a hablar en público.

“Creemos, no que hayan dejado de avanzar, sino que encontraron tanta resistencia que la han puesto en standby y ahora buscan la manera de reformular el tema”, agregó un alto miembro del equipo de Guaidó. “Entendemos que en la administración todavía hay interés en realizar algún tipo de encuentro con Maduro”, dijo el portavoz opositor. “Ha habido mucho roce entre el Departamento de Estado y la Casa Blanca sobre este tema”.

Una pequeña oficina que trabaja para liberar a los estadounidenses detenidos injustamente en el extranjero, con sede en el Departamento de Estado, comenzó a relacionarse con Maduro en el otoño, verificando el bienestar de los ciudadanos estadounidenses detenidos allí y explorando lo que sería necesario para que el régimen venezolano los liberara. La invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero abrió una ventana de oportunidad.

Por primera vez, un alto funcionario de la Casa Blanca visitó en persona al aliado cercano de Rusia en América Latina y comenzó un diálogo. Ese gesto fue la base para la liberación de Gustavo Cárdenas, un ejecutivo estadounidense de Citgo Petroleum Corp., y Jorge Fernández, un turista cubanoamericano, quienes se encontraban en las cárceles venezolanas. Pero la administración dijo en ese momento que había mucho por discutir para mejorar las espinosas relaciones con el régimen, incluyendo el tema petrolero.

“Hubo una variedad de temas discutidos en este viaje”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, el 9 de marzo. “Hay una variedad de temas para discutir en el futuro”. Juan González, director senior para el Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, encabezó la delegación estadounidense, junto con dos altos funcionarios del Departamento de Estado: Roger Carstens, enviado especial de Estados Unidos para asuntos de rehenes, y James Story, embajador para la Unidad de Asuntos Venezolanos. Pero Brian Nichols, subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, no se enteró de la reunión con anticipación, dijo el miembro de alto rango de la oposición. “Nichols no fue tomado en cuenta, fue mantenido fuera de ese tema por el Consejo de Seguridad Nacional, por su sección de Asuntos Hemisféricos. Y siguen sin involucrarse en el tema”, dijo el opositor.

Funcionarios de la Casa Blanca y del Departamento de Estado negaron la acusación de que se había mantenido en la oscuridad a uno de sus diplomáticos más importantes. No negaron las divisiones internas sobre si continuar las conversaciones. “La visita de los funcionarios a Caracas estuvo totalmente coordinada con el Departamento de Estado, que envió funcionarios al viaje”, dijo un portavoz del Departamento de Estado.

A pesar de que por el momento las conversaciones parecen estar en suspenso, las empresas y los bancos operan como si el alivio de las sanciones fuera un hecho consumado. La empresa estatal Petróleos de Venezuela está en conversaciones para comprar y arrendar buques tanqueros adicionales previendo un aumento en las exportaciones, informó la agencia de noticias Reuters a finales de marzo. Entre tanto, el banco de inversión global Credit Suisse estimó la semana pasada que la economía de Venezuela podría crecer en un 20% este año debido a la renovada demanda mundial de su crudo.

Reanudar las exportaciones de petróleo venezolano no es el único tema que impulsa al equipo de Biden a buscar un arreglo con el régimen de Caracas. Una afluencia sin precedentes de migrantes de Venezuela a la frontera sur de los Estados Unidos. plantea un nuevo desafío para la administración, justo cuando comienzan a levantarse las restricciones de la era de la pandemia para procesar las llegadas a Estados Unidos.

“Uno de los desafíos clave que enfrentamos hoy es que estamos viendo un gran número de ciudadanos cubanos, ciudadanos nicaragüenses y, nuevamente, aumentos de ciudadanos venezolanos en la frontera”, dijo a los periodistas un alto funcionario del Departamento de Seguridad Nacional el mes pasado.

“Esas nacionalidades son particularmente desafiantes en términos de procesamiento en la frontera debido a la falta real de relaciones que nuestro gobierno de Estados Unidos tiene con esas naciones, pero también problemáticas no solo para nosotros, sino también para algunos de nuestros socios en el hemisferio, en términos de ser capaz de devolver a las personas a esos países incluso si se determina que no tienen una solicitud de asilo”, dijo el funcionario. “Así que creo que, en las últimas semanas y meses, esos son los países que realmente están impulsando algunos de estos aumentos en la frontera, y son particularmente difíciles de procesar para nosotros”.

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