Batalla por la extensión de la Presidencia interina en la oposición venezolana

Antes de que se disputen las elecciones repetidas en Barinas, la cuna de la revolución, la batalla opositora es otra: la extensión de la Presidencia encargada. La herramienta constitucional puesta en marcha en 2019 tras la usurpación de Nicolás Maduro y de la revolución concluye el cuatro de enero en medio de la pelea interna de la oposición.

Julio Borges, coordinador nacional de Primero Justicia (PJ) y ex canciller interino cuya dimisión golpeó al Gobierno de Juan Guaidó, planteó ayer ante la Comisión Delegada del Parlamento democrático los trazos gruesos de su plan, sin entrar en los detalles. «Tenemos que reinventarnos para estar a la altura de lo que nos exige el pueblo y los aliados internacionales. Tenemos que demostrar que somos diferentes», subrayó.

Borges apuesta por convertir a Guaidó en una especie de figura decorativa tras reclamar la «desaparición» del Gobierno interino, que ahora pretende reestructurar para quitarle contenido.

De esta forma, Borges se alinea con Henrique Capriles, crítico de la Presidencia interina y partidario de dar la batalla electoral, pese a las circunstancias, y comprometido en reconquistar el liderazgo opositor. En consonancia con varios dirigentes de Acción Democrática (AD) y Un Nuevo Tiempo (UNT), buscaron que los resultados electorales les permitiera robustecerse en su pulso con la Presidencia encargada. No fue así.

«Guaidó se mantiene como la única cabeza legítima y aceptada por la comunidad internacional, pese a que ha perdido algunos apoyos, pero que se sostiene por el espaldarazo de EEUU. Y se va a mantener allí hasta que ese apoyo expire. La pelea con Capriles/Borges se barrunta de largo aliento y sólo se resolverá con la disputa por la candidatura presidencial de 2024″, sopesó para EL MUNDO el politólogo Luis Salamanca, antiguo rector del Consejo Nacional Electoral (CNE).

«Borges intentó implosionar las divisiones internas con sus declaraciones en busca de la desaparición de la Presidencia encargada», sostuvieron fuentes de la Comisión Delegada.

La jugada política no ha resultado, al menos de momento. Desde el interior de la Presidencia encargada se cree que en unos días anunciarán al país («todo está alineado para que así suceda») que modificarán las fechas del estatuto de la transición y se continuará la lucha en 2022 a través de la Presidencia encargada, pese a los errores cometidos. El último apoyo ha llegado desde el fantasmal Tribunal Supremo en el exilio.

En este momento la mayoría opta por su continuidad, con un Gobierno interino con menos componentes. Una de las exigencias de Borges es que los partidos opositores no tengan acceso a los fondos congelados en el exterior, que ya ha provocado varios escándalos en el frente democrático.

«La Presidencia interina está en la Constitución y cubre la ausencia de un presidente electo hasta que se elija otro. Hay procesos de transformación necesaria. Los colaboracionistas se separan poco a poco de los que verdaderamente hacen oposición a Maduro y parece que Guaidó se consolida entre estos últimos«, subrayó para este periódico el politólogo Georg Eickhoff.

El apoyo reiterado de Washington, al margen de la vía electoral plagada de obstáculos como ha dejado bien clara la intervención judicial en Barinas, se ha convertido en el principal sostén para Guaidó. «La clave es la Presidencia en sí misma, su apuesta es hacerle la vida difícil al dictador. Con el apoyo internacional y una estrategia propia lo podrá seguir haciendo. Es obvio que molesta bastante a Maduro y que busca aliados para eliminarla», concluye Eickhoff.

El tiempo ha confirmado que no sólo se trata de diferencias tácticas y estratégicas las que socavan a la oposición democrática. Por una parte, fundamental, están las maniobras gubernamentales, que compran voluntades sin rubor y castigan y amenazan a quienes resisten. «Y luego están las apetencias por el liderazgo opositor», confirma el ex rector del CNE.

«La división es muy personalista, las figuras son más importantes que los partidos. Guaidó tiene más presencia que Voluntad Popular y PJ es Capriles y Borges. Eso impone a la postre una dinámica de personalidades que llegan a extremos de no entenderse y atacarse fieramente, pareciera que se juegan la vida. Y mientras tanto los partidos se debilitan por la acción del régimen y se pierde su capacidad para canalizar los procesos, a lo sumo son tarjetas electorales», sentenció Salamanca.

El ‘renacimiento’ de Manuel Rosales en su tercer mandato al frente del estado petrolero del Zulia (también ha sido alcalde de Maracaibo) le ha vuelto a situar en primera línea opositora, de ahí la recepción con la que Maduro le agasajó en el Palacio de Miraflores. Buenas palabras, distintas a los hechos, como casi siempre en revolución: el líder de Un Nuevo Tiempo (UNT) ya ha sufrido la pérdida de importantes competencias en aeropuertos y peajes.

En AD el reto es otro: recuperar las siglas del partido, entregadas a un «traidor» que se ha sumado a la Alianza Democrática.

NotiVeraz

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