La Policía Judicial ha puesto a disposición de la Audiencia Nacional la correspondencia del embajador de José Luis Rodríguez Zapatero en Venezuela con los grandes jerarcas chavistas.
La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (Udef) acaba de entregar ante el Juzgado de Instrucción número uno de la Audiencia Nacional un extenso informe, al que ha tenido acceso EL MUNDO, en el que desglosa el contenido de las cartas remitidas durante los últimos años por Raúl Morodo a los principales cargos públicos de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro para pedirles que le ayudaran en múltiples negocios. Llegando en algunos casos a revelar una extraordinaria familiaridad. No en vano, se dirige a la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, como «querida gacela» o emplaza a otros mandatarios a fumarse con él cigarros cubanos.
Las misivas siempre iban encaminadas a pedir que atendieran a su hijo, a través del que facturó cantidades millonarias de la petrolera estatal PDVSA, o que permitieran grandes operaciones en Venezuela a multinacionales españolas. Por las primeras operaciones, que la Fiscalía Anticorrupción cuantifica en unos 30 millones de euros, la Audiencia Nacional mantiene como investigados a Morodo, a su mujer y a su hijo, a los que atribuye delitos de corrupción internacional y contra la Hacienda pública. Por estos hechos, la Udef considera que la familia Morodo se ha dedicado a ejercer durante los últimos años de «conseguidora con altos mandatarios del país sudamericano» con los que el ex embajador «tendría una relación personal de amistad». Todo ello con el fin de beneficiarse de contratos públicos o «proponer negocios de empresas extranjeras en Venezuela».
La comunicación epistolar intervenida a Morodo cuenta entre sus destinatarios con misivas dirigidas al ex presidente Hugo Chávez, al que, por citar algunos ejemplos, en septiembre de 2010 le escribía desde Madrid, «esta Villa y Corte en la que, como sabes bien, se casó un joven e ilusionado Bolívar en sus proyectos libertadores». Le adulaba entonces por su «oportuna, inteligente y exitosa» manera de «reconducir el viejo tema colombiano» y aprovechaba para pedirle cita. «Si tus ocupaciones te lo permiten, me agradaría darte un abrazo».
La Policía subraya que «la entrega de cartas se observa como una forma de comunicación habitual de Raúl» y su hijo «Alejo Morodo con personas de su total confianza».
Junto a las cartas con Chávez, la Policía ha hallado misivas con un rosario de altos mandos del régimen bolivariano. Es el caso del ex ministro de Energía
Rafael Ramírez, al que quiso «agradecer, muy de veras», el «apoyo a mi hijo Alejo», al tiempo que las empresas de éste facturaban millones de euros por asesorías a la petrolera estatal PDVSA.
En una comunicación posterior, datada en febrero de 2012, le «pidió» que recibiera a sus «amigos» de la compañía petrolífera Galp, que había contratado los servicios de su hijo como «asesor jurídico externo» para conseguir negocios en Venezuela. «Te agradecería, querido Rafael, que hicieses un hueco en tu apretada agenda», le insistió.
Entre sus contactos figura también Temir Porras, ex viceministro de Relaciones Exteriores del régimen bolivariano, al que en febrero de 2011 escribió «desde el viejo solar ibérico» para que le hiciera un «favor»: «apoyar un proyecto de cine» al tiempo que le emplazaba a «fumar con los amigos un buen veguero de Vuelta Abajo» en referencia al cigarro cubano de la provincia de Pinar del Río.
Pero es que un año antes se había dirigido a Alí Rodríguez Araque, ministro entonces de Electricidad de Venezuela, para «interesarse por la eventual compra» de un «equipo eléctrico». Le facilitaba un contacto de una persona de su confianza en Caracas para cerrar la operación y le dejaba claro su interés en la misma.
En noviembre de 2013, Morodo escribió a uno de los grandes pesos pesados del chavismo, Diosdado Cabello, al que le recordaba su «amistad con el presidente Chávez, grande y correspondida muy noblemente», y le pedía un favor para su hijo: «Estará unos días en Caracas y dejará una carta en la Secretaría de la Asamblea Nacional», indicaba en referencia a otra intermediación para sus negocios. Esta misma fórmula la empleó con el ex vicepresidente venezolano José Vicente Rangel, al que hizo llegar una carta de su hijo «a través de un conductor de su confianza» y a la que pedía que se le «diera curso».
Un año después, en noviembre de 2014, Morodo se dirigió por escrito al ex presidente de PDVSA Eulogio del Pino para pedirle la «renovación» del contrato millonario que la petrolera estatal mantenía con su hijo Alejo. Pero también «para saber cómo va la actualización de las facturas pendientes».
Ya instalado en España tras su etapa como embajador español en Venezuela entre 2004 y 2007, organizó, tal y como consta en sus cartas intervenidas, una comida con el entonces presidente de Telefónica, César Alierta, mientras la compañía mantenía poderosos intereses en el país latinoamericano.
En aquella ocasión, en octubre de 2009, ofreció dicho contacto al embajador de Venezuela en España, Isaías Rodríguez. Representativas del nivel de influencia de Morodo con el chavismo son las felicitaciones navideñas que enviaba y que también fueron halladas en el registro de su domicilio en Madrid. Entre los receptores figuran, entre otros, la actual vicepresidenta ejecutiva de Venezuela, Delcy Rodríguez, a la que se dirige como «querida gacela». Fuentes próximas a Morodo admiten las gestiones con los altos cargos chavistas y defienden su «legalidad», al haber sido realizadas en calidad de «abogado y asesor».
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