Los venezolanos consumen menos de la mitad de la ingesta diaria de frutas y hortalizas para tener una dieta diversificada atentando contra la salud del venezolano, aseguró la investigadora de la Universidad Central de Venezuela (UCV), María Soledad Tapia, durante el foro sobre Frutas y Hortalizas, organizado por la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat y la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Acfiman).
Soledad explicó que los venezolanos apenas, con suerte, llegan a consumir menos de la mitad. Entre las razones están que las frutas y verduras tienen alto precio, hay desconocimiento acerca de la calidad de sus nutrientes, existen prejuicios culturales y, además, no forman parte del patrón de consumo.
El ingeniero Eduardo Buroz, presidente de la Academia de Ingeniería, enumeró los componentes del sistema agroalimentario nacional: “Selección de tierras, elección de los cultivos, formación y capacitación de hortelanos, prestación de servicios técnicos y financieros, dotación de insumos, rentabilidad de la producción, atención a las necesidades sociales de los productores, labores de postcosecha, transporte a centros de consumo, presentación a los consumidores, procesamiento agroindustrial, logística y expendio en los mercados, preparación de comidas, recolección de desperdicios y aprovechamiento de rechazos y residuos”.
Agregó las tareas científicas que soportan las actividades técnicas: alimentación balanceada, consumo adecuado, palatabilidad, sabor y otros atractivos organolépticos, recetas y presentación de los alimentos, garantía sanitaria de los productos, consumos estacionales, higiene en la preparación de los comestibles, protección genética de daños por plagas y enfermedades, comprensión de la fisiología vegetal, satisfacción de nutrientes y agua a las plantas.
“Ambas enumeraciones constituyen una pequeña muestra de la cantidad de materias e interacciones entre el universo científico y técnico que deben darse para que en la mesa de la población se disponga de frutas y verduras de buena calidad y alto valor nutritivo”, concluyó Buroz.
Por su parte Alexis Bonte, representante de la FAO en Venezuela, expresó que es necesario transformar el sistema agroalimentario mundial, hacerlo más sostenible para el planeta y mas incluyente y nutritivo para el ser humano. “Crear conciencia sobre que las frutas y hortalizas son mejores para nuestro cuerpo. Diez por ciento de la población de mundo tiene sobrepeso y un porcentaje similar sufre de hambre. Unos por exceso y otros por pobreza”.
El patrón de consumo
La académica Tapia señaló que las frutas y hortalizas son parte esencial de una dieta saludable, diversificada y de alta calidad nutricional que contribuye a un estilo de vida sano al ser factores de protección contra enfermedades no transmisibles. Indicó que estos productos ayudan además a prevenir todas las formas de malnutrición.
Agregó que en el país existen pocos estudios que evalúen las frutas y hortalizas en la dieta de la población venezolana.
Ante la escasa y desactualizada existencia de datos oficiales acerca del consumo de frutas y hortalizas en Venezuela, Tapia aportó los resultados obtenidos por los investigadores. Por ejemplo, el del estudio de Patrones de Consumo de frutas y hortalizas en la población urbana de Venezuela publicado en 2020 en la revista Española de Nutrición Humana y Dietética, con datos del Estudio Latinoamericano de Nutrición y Salud (ELANS) correspondientes a Venezuela, que indica que la mayoría de la población no consume diariamente cantidades adecuadas de frutas y hortalizas y que en promedio se alcanzan unos 231,8 gramos. Los venezolanos, dice el artículo, prefieren frutos amarillo-naranja antes que las hortalizas de tallos y hojas verdes.
Por otra parte, la investigadora explicó que las Encuestas de Condiciones de Vida (Encovi) han mostrado que desde 2014 hay una disminución considerable en la intención de compra semanal de frutas y hortalizas. Incluso en 2021, al analizar los gastos en alimentos por rubros y condiciones de pobreza, Encovi encontró que este rubro, los hogares “no pobres” disminuyeron considerablemente su gasto al comparar los años 2002 y 2021.
Finalmente, María Soledad Tapia insistió en que hay que apoyar a los agricultores que sufren penurias, mejorar la producción y las cadenas agroalimentarias. “El gran mensaje para la transformación de los sistemas alimentarios del mundo: es esencial reducir el costo de los alimentos nutritivos, entre ellos las frutas y hortalizas, y asegurar la asequibilidad de dietas saludables. De otro modo no habrá nunca seguridad alimentaria plena”.
Para cerrar el evento, el presidente de la Acfiman, Ismardo Bonalde, dijo que el componente de científico y tecnológico en el sistema agroalimentario es especialmente importante para la cadena de producción, tanto en su calidad como en su cantidad. “La ciencia y la tecnología siempre deben estar presentes como parte de la solución a los problemas alimentarios. Y para ello no tenemos que ser un país de gran desarrollo económico e industrial.
Cada país o región tiene sus productos autóctonos y variedades particulares, que deben protegerse y mejorarse en calidad y en aumento de producción. Esto debemos hacerlo nosotros mismos. Por ejemplo, los bancos de germoplasma o sistemas de criopreservación de estas especies deben ser sostenidos localmente.
Es igualmente primordial llevar a los pequeños y grandes productores agrícolas los conocimientos y las tecnologías disponibles”.
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