El futuro de las sanciones a Venezuela dependerá del resultado del diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, dijeron el miércoles senadores de Estados Unidos y Europa, pidiendo «buena fe» al mandatario venezolano y manifestando su «total respaldo» a la plataforma opositora.
Bob Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, y sus homólogos del Reino Unido, Alemania, el Parlamento Europeo, Lituania, Letonia, Estonia, la República Checa, Polonia y Dinamarca, saludaron las conversaciones para superar la crisis venezolana.
«Instamos al régimen de Maduro a emprender este proceso de buena fe para restaurar la gobernabilidad democrática, restablecer el estado de derecho y devolver las libertades fundamentales y la dignidad humana al pueblo venezolano», indicaron en una declaración conjunta.
En el texto, destacaron su disposición a apoyar todo pacto destinado a la celebración de nuevas elecciones legislativas y presidenciales.
Y subrayaron que la revisión de las medidas punitivas impuestas a Caracas está supeditado a esa condición.
«Cualquier recalibración de las sanciones internacionales debe estar vinculada directamente a la voluntad del régimen de tomar medidas específicas como resultado de las negociaciones con la plataforma de unidad nacional», señalaron los senadores.
Washington, Bruselas y Ottawa se han mostrado abiertos a revisar su política de sanciones a Caracas si Maduro facilita «avances significativos» hacia elecciones libres.
El gobierno de Maduro, en el poder desde 2013 y reelecto hasta 2025 en controvertidos comicios, y la Plataforma Unitaria de Venezuela, que agrupa a la oposición, iniciaron a mediados de agosto conversaciones en Ciudad de México.
El martes, tras el cierre de la tercera ronda, el líder opositor Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado de Venezuela por Estados Unidos y medio centenar de países, dijo que el levantamiento de las sanciones estará condicionado a un acuerdo sobre la realización de elecciones presidenciales «con garantías».
Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá han impuesto numerosas sanciones económicas a Caracas, entre ellas un bloqueo de facto de Washington al crudo venezolano, en el marco de una presión diplomática concertada para «restaurar la democracia» en el país sudamericano.
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