Los talibanes prometieron que su regreso al poder supondría volver a la normalidad, pero en Afganistán eso significa el terror. Este jueves, cuando miles de personas se amontonaban en el aeropuerto de Kabul intentando huir a la desesperada del país, se han producido dos fuertes explosiones que han causado al menos 13 muertos y hasta 50 heridos, según han explicado a Reuters fuentes talibanas.
Poco después, el Pentágono ha confirmado que entre las bajas había tanto estadounidenses como civiles afganos, entre ellos menores de edad. Un hospital de emergencias de la capital afgana ha informado haber recibido hasta 30 personas con heridas, mientras que otras seis murieron de camino al centro. Fuentes de Defensa confirman que no hay bajas ni heridos entre los militares españoles desplegados en el aeropuerto de Kabul, informa Juan José Fernández.
Las detonaciones se han localizado cerca de una de las puertas del aeropuerto y en las inmediaciones del Hotel Baron, lugar donde los británicos registran las peticiones de los afganos que quieren refugiarse en el Reino Unido. La BBC ha informado también de un tiroteo en la misma zona. “Necesitamos asegurarnos de que la inestabilidad actual no pueda dar lugar a un resurgimiento del terrorismo”, ha dicho el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en una advertencia de aire premonitorio.
Sospechas de Estado Islámico
Aunque ningún grupo ha reivindicado la detonación mortal, fuentes militares de los Estados Unidos han señalado que podría tratarse de varios atentados suicida con bombas. Pocas horas antes, Washington y los aliados habían advertido de la amenaza “muy, muy creíble” de un ataque terrorista “inminente” y habían pedido a los ciudadanos del país evitar el aeródromo. La desesperación ha llevado a la mayoría a no seguir las instrucciones. «La gente no quiere moverse, es tal su determinación de abandonar este país que no tienen miedo ni a morir», ha explicado a Reuters un funcionario de la aviación civil afgana.
Las principales sospechas apuntan a los militantes del Estado Islámico Provincia de Jorasán. La rama afgana del grupo yihadista fue fundada el año 2015 pero, a diferencia de lo sucedido en Siria e Irak, nunca había podido consolidar su posición en el país a causa de la presencia de los talibanes. La retirada occidental puede convertirse en una oportunidad para que los terroristas ocupen ese vacío a base de una ola de ataques. «No estaríamos diciendo esto si no estuviéramos realmente preocupados por ofrecer al Estado Islámico un objetivo simplemente inimaginable», apuntó en su advertencia el ministro de Defensa británico, James Heappey.
Retirada internacional
La conquista de Kabul por parte de los talibanes activó una agónica cuenta atrás: los yihadistas dieron de margen hasta el 31 de agosto para que las fuerzas aliadas evacuasen a su personal y abandonasen el país. La retirada militar de Washington ha desembocado en una situación caótica, llevando a miles de afganos a acercarse al aeropuerto en un intento de buscar una vida mejor lejos del nuevo régimen integrista. Las imágenes de ciudadanos subiéndose a las alas del avión y cayéndose de ellas en pleno vuelo dieron la vuelta al mundo.
Este martes, el portavoz de los talibanes, Zabihulá Muyahid, aseguró que la fecha límite pactada con Washington no se prorrogaría y prohibió a los afganos acceder al aeropuerto. Salir del país quedaba reservado solo a las potencias extranjeras, que en las últimas horas se han apresurado para retirar todo su personal de Afganistán ante el evidente deterioro. Alemania, Bélgica, Dinamarca, Canadá y los Países Bajos han cerrado la evacuación este jueves, mientras que Francia ha asegurado que finalizará las maniobras el viernes, algo que también podría hacer España.
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