Una emergencia persiste en más de 13 mil trabajadores de la construcción en el estado Táchira ante la falta de recursos para sostener sus hogares, los que los ha llevado a migrar a otras actividades para sobrevivir a la crisis que se agudizó con la llegada de la pandemia.
El secretario ejecutivo del sindicato de la Construcción del estado Táchira, Ramiro Parada, manifestó que ahora la preocupación es aún mayor pues a pocas semanas de iniciar el año escolar 2021-2022, estas personas no tienen dinero «ni para comprar un lápiz para sus hijos».
Recordó que en las cláusulas de la contratación colectiva del 2016, cada empleado recibía 35 salarios mínimo como contribución a la lista de útiles, pero que por la situación del país, este dinero ya no es percibido por este gremio en la región.
«Es necesario que nos hagamos sentir, porque estamos pasando hambre, y nadie nos escucha, además somos muchos hombres que no estamos viendo afectados ante la falta de trabajo, pues en este estado no se está ejecutando ninguna obra» aseveró.
Parada mencionó que en pesos, un ayudante de construcción en pesos debe ganar 1 millón 400 mil, un oficial 1 millón 700 mil, y un maestro 2 millones 800 mil, cuyos beneficios constitucionales se perdieron con el paso del tiempo.
«Debemos salir a las calles, hacernos sentir porque estamos cansados que siguen pasando los meses y no estamos haciendo nada, lo peor es que el gobierno nacional y regional no nos oye y somos miles de trabajadores los que estamos exigiendo nuestras reinvindicaciones laborales» apuntó.
Serían más de 45 obras las que se encuentran paralizadas tanto del sector como público y privado en todo el estado de acuerdo a datos aportados por este sector.
Desesperación
Por más de 30 años, Jorge Hernández se dedicó a las labores de construcción y producto de la falta de trabajo, se dedicó a la venta de víveres en su hogar, al no tener un salida a la crisis.
«Toda la vida me dediqué a esto, saqué a mis hijos adelante, y ayudé al que pude, pero es sorprendente lo que estamos pasando los obreros, y maestros al no tener una fuente de empleo que nos permita tener dinero para hacer un mercado para nuestras casas» dijo.
Precisó que muchos de sus compañeros se fueron del país, en búsqueda de mejores oportunidades, pero para él no fue una opción pues hoy día cuenta con más de 50 años y no sería un buen candidato.
«Yo ya estoy viejo para eso, yo prefiero quedarme aquí y ver como resuelvo la situación» expresó.
Esta opinión la comparte Henry Martínez, quien labora como mototaxi en la ciudad capital y que por medio de este trabajo se ha ayudado para poder costear parte de la canasta alimentaria.
«No me fui como mucha gente porque tengo familia y no me quería quedar sola, estoy parado con la construcción desde hace al menos 3 años pues las obras están paralizadas y no se le movimiento de seguir» agregó.
Lamentó que a nivel central no los escuchen pues afirmó que estos trabajadores forman parte del aparato productivo del país el cual debe activarse para el progreso de Venezuela.
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