Para el presidente de la Academia Nacional de Medicina, Enrique López Loyo, «el plan masivo» de vacunación implementado por Nicolás Maduro es «improvisado», y alerta que la aglomeración de personas alrededor de los puntos de vacunación convierten a los mismos en focos de contagio.
En entrevista publicada por la web de Provea, López Loyo sostiene que «el manejo de la pandemia ha sido muy irregular. Desde el año pasado observamos una serie de errores de procedimientos, de formas de llevar adelante la circunstancia de pandemia».
Dijo que un ejemplo de esos errores es «la estrategia errada de la primera fase de confinamiento militar estricto». El médico califica este método como «de control social en plena crisis de combustible que vivíamos en Venezuela».
Luego menciona «un subregistro progresivo, un déficit importante de equipos de protección personal para la gente que estaba en el área sanitaria de atención».
En cuanto al proceso de flexibilización, llamado 7×7, «nos parecía totalmente irregular y en un momento dado era manejado como a conveniencia».
Dijo que a un año de esas conductas erráticas, a los académicos les preocupa que aún no se lograr estructurar «un plan de vacunación».
Señala que ese plan debería ser «una hoja de ruta oficial», en la cual «todos los venezolanos debemos hacer veeduría de su cumplimiento adecuado».
Las fases de vacunación
Sobre las actuales fases de vacunación, López Loyo sostiene que «aquí hay una improvisación en cuanto a la implementación».
Hizo un recuento de las cifras del ministro de Salud de Maduro. «Dijo que había hace dos semanas algo más de 1.430.000 (vacunas). Luego el Maduro dijo que llegaron 1.300.000 de China y la vicepresidenta dijo que llegaron 500 mil de la formulación de Rusia. Por lo tanto, eso suma alrededor de 3.200.000 vacunas, y ahora se anuncia un plan masivo con esas dosificaciones».
Si el plan es «cubrir a 22 millones de venezolanos. ¿Cuánto éxito puede ser un plan masivo teniendo solo 3 millones de dosis para 22 millones de venezolanos?», perguntó.
Aclaró que se requieren 44 millones de dosis para cubrir a esos 22 millones y con esa cantidad de vacunas, las cuentas no dan.
«Como Academia tenemos la preocupación que esto es un plan que aparece de la nada. Se anuncia y es muy efectista», dijo.
Pero, alertó que pareciera que el efecto que quiere causar es que «la gente entienda que hay un Estado preocupado. Pero cuando vas a la implementación lo que observamos son fases de desorganización absoluta».
Igualmente, advirtió que «lo que estamos es generando un contacto social inadecuado para tiempos de pandemia. Puede llevar hacia adelante un pico sostenido o un nuevo pico de infecciones, esa es la primera consideración sobre el plan».
¿Qué se necesita?
López Loyo explica que «para lograr un plan nacional lo primero que tiene que haber es un cumplimento de metas que sea progresivo». Señala que debe ser «envolvente de todos los estratos en cuanto a la definición de las prioridades y cubriendo poblaciones de mayor edad hacia abajo».
Tras las consideraciones de la edad, deben venir «las personas con patologías crónicas sometidas a tratamientos como artritis, lupus. Pacientes en condiciones de recibir terapia oncológica, pacientes con condición VIH/Sida y pacientes renales».
Para el académico, «lo fundamental es, para poderlo lograr tener la vacuna en el país, además que esa vacuna esté certificada internacionalmente, tener una capacidad logística para distribuir, nosotros calculamos entre 300 y 350 mil dosis al día en los picos de vacunación, sería lo que garantiza por lo menos para octubre una cobertura del 70% de la población».
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