Por qué las tecnologías y automatización son los nuevos blancos del comunismo

Los comunistas piensan en el futuro, pero lo hacen a su manera para refrescar y readaptar no sólo su desgastado discurso sino además sus propuestas corroídas en el transcurso del tiempo. Ahora las nuevas tecnologías y la automatización son otros blancos donde sus militantes anclarán su doctrina para bañarla de modernidad.

El socialista millennial Aaron Bastani —de origen británico-iraní— impulsa al mismo estilo de Marx el “Fully Automated Luxury Communism” (comunismo de lujo totalmente automatizado) donde plantea un nuevo tipo de sociedad, más allá del trabajo, la escasez y el capitalismo.  Así lo promueve en sus redes sociales.

Según esta propuesta que ahora pretende propagar la corriente izquierdista, en este siglo las nuevas tecnologías independizarán a las civilizaciones del trabajo. Es decir, de acuerdo con este argumento, la automatización —en lugar de socavar una economía basada en el pleno empleo— es el camino hacia un “mundo de libertad, lujo y felicidad para todos”.

Esta perspectiva de Bastani apunta hacia una clara utopía.  Desde todo punto de vista trata de esbozar un escenario descrito de la manera siguiente: “El avance tecnológico reducirá el valor de los productos básicos (alimentos, atención médica y vivienda) a cero”, porque —en su opinión— las energías renovables harán que los combustibles fósiles sean cosa del pasado.

¿Cómo se logrará? Para el autor parece un asunto fácil: se extraerán asteroides en busca de minerales esenciales mientras que la edición genética y la biología sintética prolongarán la vida, eliminarán virtualmente las enfermedades y proporcionarán carne sin animales.Anuncios

Los comunistas tratan de manejar este discurso bajo una capa de desarrollo y progreso. Se arropan bajo la tesis de la innovación. Un ejemplo está en lo que alude Bastani, su punto de vista lo plantea como si se tratara de algo relacionado con “nuevos horizontes” y de «cómo podemos subordinar las tecnologías para resolver las crisis a las que nos enfrentamos, ir más allá y crear un mundo mejor que nunca” en una entrevista que concedió a El Diario.

Más utopías que realidades

En este momento científicos, políticos, activistas de todas las áreas y líderes empresariales tienen sus esperanzas en que las nuevas tecnologías salvarán a la civilización moderna del cambio climático, por ejemplo, pero los comunistas tuercen a su favor este escenario.

En el comunismo de lujo, las nuevas tecnologías, en menos de dos décadas harán “el cambio definitivo de la clase obrera» y avances como la robotización, la revolución alimentaria que supone entre otras cosas carne fabricada en laboratorio, el mayor desarrollo de las energías limpias o la también imaginable minería espacial esconden buenas noticias para los trabajadores si se usan en su favor.

Sí. Hasta allá llega la creatividad de la izquierda. En el libro, de 288 páginas de Bastani está previsto el crecimiento sin empleo, como consecuencia del arribo de los robots, drones y máquinas que sustituirán la mano de obra mientras los humanos disfrutan del ocio y las ganancias que estos generan.

Retórica funcional

Para el también cofundador de NovaraMedia «hay que cambiar el sistema social para que las nuevas tecnologías generen abundancia” porque “el mundo es un desastre y necesitamos un comunismo de lujo totalmente automatizado para satisfacer las necesidades de todos, con estilo. Solo se necesita algo de imaginación”, escribió en una columna en The New York Times.

Así pinta el «futuro colectivo». Pero sabe que “la crisis más urgente de todas, posiblemente, sea la ausencia de imaginación. Es como si la humanidad hubiera sido afligida por un complejo psicológico, en el que cree que el mundo actual es más fuerte que la capacidad de rehacerlo, como si no fueran los antepasados ​​quienes crearon lo que hay ahora. Como si la esencia misma de la humanidad, si tal cosa existiera, no fuera la construcción constante de nuevos mundos”.

Aterrizar en ese nuevo mundo ameritará —prevé— “una serie de medidas que implicarían romper definitivamente con el capitalismo gracias a la tecnología que trabaja no con ánimo de lucro, sino para el beneficio de la gente”.

El chavismo en Venezuela ya se ampara y apropia de esta tendencia. Nicolás Maduro vocifera que “la tecnología, la ciencia y la innovación venezolana, fortalecen el transporte aéreo, terrestre y marítimo del país” porque la clase obrera, será la que hará grande a la Patria.

Fantasía comunista

“La tesis de Bastani es atractiva pero, por desgracia, no se sostiene” afirma el doctor en ciencias políticas de Barcelona, Pablo Castaño, para quien el problema radica en que dichas predicciones son “enormemente optimistas, tanto que a menudo rozan la fantasía”.

No se equivoca. En relación con la energía, el rápido abaratamiento de la producción de energía solar y eólica lleva a Bastani a anunciar el fin de las energías fósiles en poco tiempo, pero esto luce lejos de ocurrir rápido cuando la escasez de minerales como el litio es un obstáculo a la expansión de las energías renovables.

Bastani soluciona este problema con “una predicción alucinante: antes de que la falta de litio u otros minerales sea un problema, la minería en asteroides y en la Luna serán una realidad de dimensiones masivas”.

Además al “comunismo de lujo totalmente automatizado” le faltan dos ingredientes centrales para ser el proyecto emancipador que pretende: una estrategia política y también contenido ético, esto último especialmente no se encuentra en ninguna facción de la izquierda. Ninguna.

Bastani no le dedica espacio a esta cuestión y se queda entonces en el mismo punto del manifiesto sobre el capitalismo de Marx de hace casi dos siglos: la utopía.

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