Dos empresarios venezolanos a los que alguna vez se declaró culpables en Estados Unidos de ser agentes no registrados del fallecido Hugo Chávez lograron una gran victoria en una corte en Miami, dentro de una enconada disputa por el control de Avior, la mayor aerolínea privada de este país caribeño en crisis.
Aunque Avior Airlines ha permanecido en gran medida inmovilizada en tierra debido a las sanciones estadounidenses y la pandemia de coronavirus, los inversionistas confían en recuperar por lo menos parte de los activos de la firma, incluida una aerolínea regional en la vecina Colombia.
Un juez de circuito en Miami rechazó esta semana una demanda de Jorge Añez en la que se alegaba que sus socios en Florida habían cobrado de más a Avior por piezas y servicios.
El juez Michael Hanzman determinó que Añez no tenía autoridad para representar a Avior y señaló que había abrumadoras pruebas de que él había manipulado la contabilidad de la compañía y formado una “junta ilegítima de allegados” para hacerse del control de la aerolínea en problemas.
En un fallo sobre la demanda de la que no se había informado previamente, el juez encontró que Añez había mentido en su testimonio e intentado aprovechar el sistema jurídico estadounidense para perpetrar “fraude”.
“La afirmación del señor Añez sobre una propiedad de 100% de Avior es una total mentira, apesta a una ocurrencia tardía y fue inventada sólo después… de una disputa por las operaciones de Avior”, escribió el juez.
Ni Añez, su abogado ni el presidente de Avior, Juan Bracamonte, respondieron a reiterados correos electrónicos y llamadas telefónicas para que hicieran declaraciones sobre el asunto.
Recuerdos del maletín de Antonini Wilson
El socio al que Añez intentó excluir por la fuerza es un grupo de inversión que incluye a Carlos Kauffmann y Moisés Maionica. Ambos fueron sentenciados en 2008 a más de un año de encierro en una prisión federal por su participación en un escándalo político que implicó el envío de un maletín lleno con 800.000 dólares en efectivo a Argentina a bordo de un avión del gobierno venezolano.
Ambos empresarios venezolanos testificaron que fueron enviados a Miami por la agencia de espionaje del entonces presidente Chávez para que compraran el silencio de un informante del FBI sobre el envío del efectivo, que presuntamente se utilizaría para financiar la campaña de la expresidenta Cristian Fernández de Kirchner.
Tras cumplir sus sentencias, ambos hombres permanecieron en Estados Unidos y reanudaron sus carreras.
En 2010, pagaron 5 millones de dólares por una participación de 50% en Avior y firmas afiliadas, y contribuyeron a transformarla de una aerolínea al borde de la quiebra con una sola aeronave a una que daba servicio en Venezuela, Miami y América Latina.
A medida que las aerolíneas extranjeras abandonaban Venezuela por disputas de pagos con el gobierno socialista de Nicolas Maduro, sucesor de Chávez, Avior logró cubrir ese vacío, impulsada por el combustible para aeronaves fuertemente subsidiado, una tasa cambiaria muy favorable para su venta de boletos en dólares y una demanda a la que no daba abasto a los venezolanos que todavía podían darse el lujo de viajar.
Sin embargo, cuando Estados Unidos impuso severas sanciones a Venezuela, la aerolínea volvió a los apuros.
En 2019, perdió su rentable ruta a Miami porque Estados Unidos prohibió los vuelos de las aerolíneas venezolanas en su intento por sacar a Maduro del poder. También fue puesta en una lista negra de autoridades europeas por motivos de seguridad. Mientras tanto, su flota de 26 aeronaves ha permanecido inmóvil en tierra debido al coronavirus.
El activo de mayor valor de la compañía, un Airbus 340-300, fue entregado en fecha reciente al gobierno de Maduro para que saldara viejas deudas y honorarios, según Kauffmann. Este verano, el mismo avión, con su número cambiado en la cola y hoy operado por la aerolínea estatal Conviasa, viajó de Caracas a Teherán, según registros de vuelo.
Negocios contrariados
Según se lee en el fallo del juez, las relaciones entre Añez y sus socios comenzaron a agriarse a finales de 2018. Unas semanas más tarde, ambas partes decidieron separarse, y Añez accedió a comprar la otra mitad de la aerolínea que no poseía por $37,5 millones.
Pero el trato nunca se ejecutó y en su lugar Añez maniobró para nombrar una «junta directiva ilegítima» compuesta por su hijo y su abogado de larga data, según la sentencia del juez. También presentó la demanda de Miami contra sus socios, acusándolos de usar una compañía registrada en Florida, también propiedad de ellos, para sobrecargar a la aerolínea con varios millones de dólares por repuestos, suministros y mantenimiento.
En su orden, el juez Hanzman no determinó los méritos de las reclamaciones subyacentes de Avior, sólo si Añez, como supuesto accionista al 100% de la aerolínea, tenía autoridad para iniciar procedimientos legales.
Encontró que Añez en su testimonio trató de negar la existencia de un libro de contabilidad de la compañía que enumeraba a los inversionistas de Miami como accionistas y lo reemplazó – después de presentar su demanda – con un libro de contabilidad falso donde sus socios fueron excluidos.
«El testimonio del Sr. Añez es emblemático de la indiferencia por la verdad y la voluntad de cometer perjurio y no comprometer las pruebas de manera creíble», escribió el juez.
Kauffmann dijo que aunque él y Maiónica han tratado de ir más allá de su pasado, Añez pensó que con su demanda podría presionarlos para que vendieran sus acciones y tomaran el control total de la compañía prácticamente gratis.
«Pensó que debido a nuestros antecedentes tendríamos miedo de defendernos en los tribunales estadounidenses y que sería una desventaja», dijo Kauffmann a la AP.
Las dos partes también están luchando en un arbitraje paralelo en la Cámara de Comercio Internacional.
Kauffmann admite que no vale la pena luchar por ello y que reclamar la empresa en Venezuela es una causa perdida mientras Maduro siga en el poder. Aún así, envalentonado por el fallo de Miami, espera usar el juicio para salvar lo que pueda de la inversión de Avior en la vecina Colombia, donde opera una aerolínea regional, Gran Colombia de Aviación, desde la ciudad de Cali.
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