A pesar de que oficialmente sigue cerrada la frontera colombo-venezolana, en los pasos ilegales entre ambas naciones (trochas) ha aumentado el nivel de actividad, debido a migrantes venezolanos que retornan a Colombia.
Con lo que el paso de migrantes venezolanos por trochas se vuelve a convertir en uno de los negocios rentables para miembros de diversos grupos irregulares que mantienen el control de zonas y cobran en promedio entre 10.000 a 100.000 pesos (De $3 dólares a $30 dólares) en sus “puntos de control”, según publica cimanewsdigital.
A los llamados “puntos de control” en las trochas sólo llegan los que han sido autorizados a pasar, bien porque van acompañados de un trochero (que cobrará también por su servicio entre 10.000 y 50.000 pesos) o porque viven en frontera o se quedarán trabajando en la zona.
Dependiendo de la región a la que pretenda ir a Colombia y lo que vaya a hacer, puede variar el precio que tendrá que pagar en los “puntos de control” de las trochas, donde son inspeccionadas las pertenencias y documentos de las personas.
En una trocha, dependiendo de su extensión y uso (algunas las ocupan para vigilancia y paso de migrantes y vendedores; otras para paso de mercancía ilegal de todo tipo), pueden existir desde uno hasta tres “puntos de control” y en cada uno hay que pagar el monto que digan.
Las trochas más usadas por los migrantes venezolanos son las más cercanas al Puente Internacional Simón Bolívar, como la llamada Platanera, en la que normalmente sólo hay un “punto de control” y que mantiene tránsito de los miembros del grupo que domina ese paso.
En el lado venezolano, además de los grupos irregulares también hay hombres con uniformes de la GNB que participan en el esquema de cobro por transitar hacia Colombia. Estos delegan en civiles la recepción de los “aportes” que se deben hacer a sus zonas.
Mientras hubo las mayores restricciones por la pandemia en Colombia, algunos grupos irregulares permitían el “paso libre” entre las 4-7 AM por algunas trochas, como la de “Las Margaritas” (zona Boconó) a personas de Táchira que necesitaran visitar familiares o hacer compras.
Después de que han llegado a lado colombiano, a veces hay “puestos” de otros grupos que también cobran entre 10.000 y 30.000 pesos, luego hay motorizados o carretilleros que se ofrecen a llevar a los migrantes hasta la avenida principal de La Parada donde puede tomar taxi.
Pero el gran negocio no lo hacen con los venezolanos que llegan nuevamente a Colombia, sino con los que aún desesperados tratan de regresar a su casa en medio de la pandemia. “A esos se les está cobrando hasta $500 y si la pegas llegas a $700, pero dejas como 500 en el camino”.
Mientras más maletas tengan los migrantes, “más se afincan en los puntos de control”, explica Pérez, quien señala que él le recomienda a la gente que no lleve “peroles” porque por eso deben pagar más a los que dan la última voz para que no los metan en refugios: los militares.
El paso de venezolanos a su país puede ser más engorroso que cuando van a Colombia, porque no sólo deben pagar a los grupos irregulares y a los militares de la GNB, sino también tener cuadrado quien tenga gasolina y le traslade a San Cristóbal.
Un traslado en carro de San Antonio a San Cristóbal no baja de unos 130.000 pesos (unos $40) y puede llegar a 300.000 (unos $100), dependiendo de las alcabalas de policías y militares que se encuentren en el camino.
El aumento del paso de migrantes por trochas se espera que disminuya en noviembre cuando Colombia reabra su frontera con Venezuela para el paso peatonal de los ciudadanos. Sin embargo, eso permitirá que ingrese una nueva ola migratoria que pronostican en 200 mil personas.
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